En la anterior entrada vimos el corto nominado al oscar que Ryan Larkin realizó en 1969; en esta tenemos el que ganó Chris Landreth en el 2005 contando precisamente la vida de Ryan Larkin.

En un ejercicio de meta-cine, el también animador canadiense Chris Landreth hace un corto documental de animación por ordenador en el que se vale de esta técnica para realizar lo que él mismo llama “psico-realismo”, donde se muestra la persona con las características de su alma materializadas en su cuerpo.

Así, el que fuese alumno del ya comentado Norman McLaren y promesa de la animación, aparece aquí como un hombre destrozado, vacío de ideas; afectado vivamente por su alcoholismo y su falta de inspiración. Cosa que también toca al propio creador y entrevistador.

Sin embargo, Landreth consigue refrescar el manido tema del tormento que tienen los artistas para crear; realiza una obra tan innovadora como emocionante, con una implicación real de los sentimientos y ayudado por una técnica sublime que aplica en su justa medida a la historia y a los personajes.