callejones cerrados y calles intrincadas que oyeron el taconeo de las tropas imperiales acogen ahora a este nuevo ejército de jóvenes estudiosos, curiosos y entusiasmados. 

La nueva Europa

Dobles de Beck’s, Gin Tonics, Absolut y Baileys en las mismas macizas barras que en su día sirvieron jarras de cerveza tibia, vino aromatizado y, por supuesto, la imprescindible “aquavit”, destilado de patata que alegraba los duros inviernos europeos, animan ahora las tardes y noches de esta villa alemana a dos minutos de Bélgica y Holanda que en su día fue la capital de Europa tras la decisión de Carlomagno de convertirla en su residencia principal.

Arte y naturaleza

Con el telón de fondo de los montes Eifel y sus acogedoras fuentes termales, con dos obras maestras del Gótico europeo como son la catedral y el ayuntamiento protagonizando el entramado arquitectónico y con escenarios naturales en su entorno más cercano tan destacables como el Lago Rursee -en el que es posible la práctica de casi cualquier deporte acuático- o el parque natural alemán-belga Hohes Venn-Eifel -con un total de 15 embalses-  no cabe duda de que la visita a Aachen, en alemán, Aquisgrán, en español, se hace inprescindible.