Es la Torre de Hércules, el único faro romano existente en el mundo, el  más antiguo en funcionamiento, símbolo indiscutible de La Coruña y, para más detalles, recientemente declarado Patrimonio de la Humanidad.

Un faro que ha guiado a los navegantes en la bahía coruñesa desde que esta era simplemente un poblado de origen celta conocido como Brigantia, en el que habitaban los Ártabros. Por su situación estratégica, en el siglo II y durante el mandato del emperador romano Trajano se construye una torre-faro para guiar las embarcaciones que navegaban hacia las islas británicas en busca de estaño, cobre y hierro.

Tras varios siglos de avatares y aventuras, es en el siglo XIII cuando Alfonso IX reconstruye y puebla el viejo puerto dándole como nombre Crunia, a pesar de lo cual habrá que esperar hasta el siglo XVIII para ver como la Torre de Hércules recupera su protagonismo y función de faro, aunque es la restauración realizada por Carlos III en 1791 la que le dará el aspecto que podemos disfrutar actualmente.

Pero paralelamente a esta realidad histórica, son muchas las leyendas que han circulado alrededor de la Torre, como por ejemplo la relativa a la fundación de la propia ciudad de La Coruña, recogida ya en la Crónica General de Alfonso X el Sabio en el siglo XIII, que cuenta que existía en estas tierras un gigante llamado Gerión que tenía aterrorizados a todos sus habitantes, acudiendo en su ayuda Hércules, hijo del Dios Zeus, que se enfrenta al gigante durante tres largos días. Tras una dura lucha, Hércules vence y mata a Gerión, le corta la cabeza y sobre ella manda construir una torre conmemorando su victoria. Se dice que la primera persona en habitar estas tierras ya libres fue una mujer llamada Cruña, cuyo nombre bautizaría la ciudad. No sabemos de su exactitud, pero la realidad es que desde 1448 en el escudo de La Coruña aparecen representadas la Torre de Hércules y la calavera del tirano Gerión.

O la también conocida Leyenda del Espejo, que dice que el rey Hispán, sobrino de Hércules, de gran sabiduría, hizo colocar en lo alto de la torre un gran espejo mágico, con él que la población vigilaba la llegada de naves amigas o enemigas.

En fin, que ahí están las leyendas, pero también la realidad. Y ésta es que el resultado actual es una ciudad maravillosa, con un monumento único, que lo quieran o no los dioses, los gigantes, Hércules, su señora y Alfonso X el Sabio, hay que visitar y disfrutar.

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