Y es que el mismo ferry que sirve para que anualmente cientos de miles de ciudadanos británicos accedan al norte de España ciegamente decididos a llegar a sus cada vez menos atractivos destinos turísticos del Mediterráneo y Andalucía, a causa de la pérdida de valor adquisitivo de la libra, va a permitir que un buen número de turistas españoles, por la misma pero inversa razón, accedan a Inglaterra con una nueva paridad del euro que abarata de forma significativa las vacaciones en ese país.

Además, aparte de todo, Portsmouth es una ciudad que merece la pena conocer. Situada en el mismísimo sur de Inglaterra, a tan solo 120 Km. de Londres, es una localidad costera que goza de un -relativo- buen clima, que incluso permite algunos días de verano acercarse a la playa, no ya a disfrutar del sol, que siendo sinceros no existe o al menos no existe como la idea que cualquier español pueda tener de tomar el sol, pero sí a disfrutar de agradables paseos marítimos en un ambiente relajado y agradable.

No es la clásica ciudad de vacaciones del sur de Inglaterra como puedan ser Brigthon o Torquay, mucho más refinadas y con ambientes más de vanguardia, pero, por el contrario, Portsmouth conserva su sabor de ciudad portuaria y lo marítimo marca su actividad diaria: sus referencias vitales son los viejos muelles y astilleros, además de un importante y moderno puerto comercial; de hecho, allí se encuentra la primera base naval de la Royal Navy (la Marina Real Británica).

Navíos y Dickens

Y barcos históricos de reconocido nombre mundial, las famosas “joyas de la corona británica”,  como el HMS Victory, el único superviviente de la Batalla de Trafalgar, el Warrior de 1860 e, incluso, el Mary Rose, el buque de guerra favorito del rey Enrique VIII, y el único rescatado íntegramente del fondo del mar, todos ellos presididos, desde 2005 por la torre Spinnaker, una reproducción metálica de una “vela globo” que se ha convertido en todo un símbolo gracias a su mirador situado nada menos que a 110 metros de altura, desde el que se disfruta de una extraordinaria vista de la bahía.

Pero no todo es mar en Portsmouth. La ciudad tiene un tamaño medio que acoge a unos 200.000 habitantes, suficiente, a pesar de su cercanía a Londres, como para mantener las costumbres de la tradicional campiña inglesa, con un buen número de deliciosos pubs de época, grupos musicales que tocan en los parques, subastas permanentes de arte y objetos antiguos, o iglesias que todos los domingos albergan una especie de rastrillo de “rubbish” (basurillas), objetos que a alguien le sobran en su casa pero que no se tiran y que otros pueden comprar por no mucho más de una libra.

Y por último, la ciudad también dispone de un importante atractivo cultural: en Portsmouth se encuentra la casa natal de Charles Dickens, sin duda el más importante escritor inglés de la época victoriana, hecho que naturalmente hace que uno no pueda pasar por allí sin visitarla.

magindecos@gmail.com