Esta exposición, coproducida por el Reina Sofía, la Tate Modern de Londres y el Museum of Modern Art (MoMA) de Nueva York, cuenta con, entre otras obras fundamentales, una selección de su serie Mappa, la más popular entre las realizadas por el autor, entre 1971 y 1994. Se trata de un conjunto de mapamundis de gran formato bordados a modo de tapices en colaboración con artesanos de Afganistán y Pakistán.

Además, se puede ver su Lampada Annuale (1966), una bombilla en una caja de madera que se enciende al azar únicamente durante 11 segundos al año, representativa de su producción povera; Ordine e Disordine (1973), tapices de letras de colores que el artista entregaba a bordadoras afganas y pakistaníes para que eligieran su composición final; o sus lavori biro, obras realizadas a bolígrafo con amigos y conocidos.

Reacio a cualquier clasificación

A Alighiero Boetti se le suele etiquetar como artista conceptual miembro del movimiento povera. Sin embargo, se desvinculó de este último en la década de 1970 y él mismo era reacio a ser clasificado. Boetti trabajó con una amplia gama de herramientas, técnicas y materiales, desde el papel hasta materiales más inusuales e industriales, como el plexiglás, el yeso, el aglomerado o las lámparas. Su obra ha estado influenciada por sus profundos intereses teóricos (filosofía, alquimia, esoterismo), así como por sus viajes. Era un apasionado de las culturas no occidentales y disfrutó de numerosas estancias en Pakistán y Afganistán, país al que no pudo volver más tras la invasión soviética de 1979.

Tras un largo período de estudio y documentación, los comisarios –Lynne Cooke, Christian Rattemeyer y Mark Godfrey–, con el apoyo del Archivio Alighiero Boetti y la Fondazione Alighiero e Boetti, han realizado una cuidada selección de trabajos, prestando especial atención en mostrar al singular creador como una de las figuras más fascinantes e influyentes en el arte de la segunda mitad del siglo XX.

Importantes colecciones

Las obras reunidas en la exposición proceden de importantes colecciones internacionales; el MoMA ha prestado cinco obras, hay cesiones de instituciones italianas de primera fila, como la Galleria Nazionale d’Arte Moderna e Contemporanea de Roma, y préstamos del Dallas Museum of Art o el Museum für Moderne Kunst de Frankfurt. Hay varias piezas que se exhiben al público por primera vez, como por ejemplo Senza titolo (Sin título, 1969), un gran panel conformado a partir de etiquetas infantiles, y algunos tapices, cruciales para tener una visión completa del trabajo de Boetti.

La muestra se acompaña de un catálogo en inglés y español publicado por las tres instituciones implicadas en este proyecto. En él se incluyen más de 140 imágenes y ensayos de los comisarios –Lynne Cooke, Mark Godfrey y Christian Rattemeyer–, además de textos de otros autores como Claire Gilman o Jason Smith.

“Felici coincidenze”

Alighiero Boetti nació en Turín en 1940. Allí se introdujo inicialmente en la corriente del arte povera y asimiló el interés por las instalaciones simples, con materiales sencillos, la relación cambiante entre la elaboración y la presentación de la obra de arte. Poco después cambió radicalmente de estilo de trabajo y, en palabras de Christian Rattemeyer, legó una producción de obra “impredecible, altamente inventiva, lúdica y poética”, que va desde el dibujo, la pintura y la escultura, hasta el mail art, prácticas conceptuales, el bordado y el tapiz.

Sus creaciones escapan de cualquier clasificación convencional, buscando una lógica y un desarrollo intrínsecos a su trabajo. Boetti fue un artista inquieto, curioso y prolífico, y abrazó la colaboración y el azar, a las que llamaba “felici coincidenze”, y que frecuentemente colorean su obra.

El artista se interesó siempre por probar materiales nuevos, cada vez distintos, y también por viajar a lugares remotos que podían abrirle nuevas posibilidades. En 1971, precisamente viajó por primera vez a Afganistán, país que seguiría visitando intermitentemente hasta la invasión soviética. Además de la curiosidad por los lugares remotos, no es casual que fuera ese el país que eligió para sus viajes: sentía una gran fascinación por un antepasado suyo, Giovan Battista Boetti, que en siglo XVIII se convirtió al Islam en un viaje a Constantinopla. Boetti veía la cultura afgana como “resistente” y mantenida a lo largo del tiempo por medio de la elección y el esfuerzo.

Para él, la creación colaborativa y no protagónica tenía especial importancia: valoraba y apreciaba trabajar con sus ayudantes y conocidos cercanos, así como con artesanos de cualquier lugar del mundo. De este modo desarrolló un sistema de pensamiento creativo que contenía varios principios de dualidad: norma y excepción, lógica e indeterminación, orden y desorden, singularidad y multitud, similitud y diferencia, clasificación y desbordamiento, masculino y femenino, ver y no ver. El propio título de la exposición, Estrategia de juego, tiene en cuenta estas dualidades: unos y otros cohabitan y se retroalimentan, creando la poesía que define y eleva toda su obra.

 

 

Madrid. Alighiero Boetti. Estrategia de juego. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.

Del 4 de octubre de 2011 al 12 de febrero de 2012.

Comisarios: Lynne Cooke, Mark Godfrey y Christian Rattemeyer.

Itinerario: Tate Modern (Londres) (28 febrero- 27 mayo 2012). The Museum of Modern Art (Nueva York) (26 junio-1 octubre 2012).

Actividad paralela: 5 octubre, 19.30 h. Auditorio del Edificio Sabatini. Encuentro alighiero boetti. estrategia de juego. Participan Lynne Cooke, Robert Lumley y Christian Rattemeyer.