Pero este proyecto entiende la lectura no tanto como habilidad o destreza, sino como actitud vital, como forma de interpretar y comprender la realidad, como descifradora de cuanto nos rodea para tratar de conseguir ciudadanos con pensamiento propio, analítico, crítico, creativo y solidario. Es decir: lectores.

En este nuevo centro convivirán todas las facetas de la lectura y todas las personas que en torno a ella desarrollan su labor: lectores de palabras, pero también de imágenes, de músicas, de arte, de ciencia… un lugar donde se pretende que encuentren su casa, además del público general, autores, guionistas, traductores, editores, distribuidores, libreros, ilustradores, diseñadores, bibliotecarios, docentes, etc.

Ejes fundamentales

La Casa del Lector define su actividad en torno a varios ejes fundamentales: información, formación, creación, investigación, experimentación y difusión, cada uno de ellos con instalaciones propias adaptadas: aulas, áreas de exposición, espacios infantiles y juveniles, biblioteca histórica y de documentación, auditorio, área de talleres, etc.

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Se pretende reivindicar el papel creativo que toda lectura tiene –frente al viejo concepto del lector que únicamente es receptor– y a la necesidad urgente que la contemporaneidad tiene de la lectura, ya que una sociedad de la información sólo se justifica y sostiene si da paso a una verdadera sociedad de lectores.

Entre las actividades previstas para su apertura destaca la conferencia del escritor Jostein Gaarder titulada Hombre y naturaleza. Humanismo y Ciencia, donde Gaarder cuestionará cómo abordar desde el arte la filosofía o la literatura de nuestra generación los grandes retos del nuevo siglo, como el cambio climático o el agotamiento de los recursos energéticos que amenazan a los ecosistemas y a la diversidad biológica.

Cuatro exposiciones

Además, la Casa de Lector abrirá sus puertas con cuatro exposiciones: El hilo de Ariadna. Lectores / Navegantes, dedicada a la lectura como el hilo que nos guía y orienta; Germán, una antológica sobre la figura de Germán Sánchez Ruipérez; Lenguas para una arquitectura, que muestra los cinco alfabetos hegemónicos en lo que hoy se asientan la gran mayoría de lenguas (latino, centroeuropeo, árabe, oriental –India– y los ideogramas de Extremo Oriente); y Matadero, una muestra que relata con fotografías y documentos la historia de este edificio, con sus antiguas naves de degüello de ganado vacuno, cocheras y colgaderos.

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Arquitectónicamente hablando, el proyecto es el resultado de un concurso restringido, celebrado en 2006, en el que Ensamble Studio obtuvo el primer premio. El objeto del concurso era un proyecto de reforma de las naves 13, 14, 17b y 17c del antiguo complejo. El proyecto realizado mantiene y potencia el carácter original del conjunto, industrial y fabril, mediante la imposición de un nuevo orden en las naves existentes. La confluencia y relación del nuevo sistema y el preexistente conforma un nuevo espacio.

Dos niveles físicos

Se establecen dos niveles físicos, perceptivos y de actividad, que configuran un escenario cambiante. El plano superior, construido con vigas prefabricadas de hormigón pretensado de 52 T de peso, es un espacio de investigación y trabajo. Frente a la estructura basilical de las naves, longitudinal, ligera y metálica, los puentes de hormigón se insertan atravesando los huecos existentes y cosen el espacio transversalmente, dotando de unidad al conjunto de las naves 13 y 14, hasta entonces edificios independientes.

El plano inferior participa, sin someterse, del ritmo pautado por el nivel superior. Dinámico y mutable, acogerá las actividades de formación y difusión cultural, permitiendo su futura redescripción. La nave 17c acoge el área de oficinas, mientras que en la nave 17b se ubica el Auditorio. Su cubierta a dos aguas se reconstruye, manteniendo el perfil original de la nave 17b. El interior, sin embargo, se envuelve, reviste y baña de luz a través de un arco generado por lamas de aluminio.

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La paleta material recoge la tradición industrial del complejo. Granitos, acero, hormigón prefabricado, visten el espacio. El conjunto arquitectónico protegido requirió una operación de cirugía de máxima precisión para conservar su aspecto exterior y su estructura interna, al mismo tiempo que incorporar el nuevo uso.

La intervención se planteó así, desde el inicio, la consolidación de la estructura preexistente, en estado precario de estabilidad, y la inserción de una nueva estructura que permite la transformación del espacio para la nueva actividad, respetando los elementos estructurales originales.

La delicada estructura metálica interior y el muro perimetral de fábrica que definían el contenedor original, hoy lo siguen definiendo, y se complementan con la estructura añadida de hormigón prefabricado que claramente se diferencia de lo que anteriormente estaba allí, conservando la memoria del lugar e iniciando en él una nueva historia.