4. Los motores del cambio: Innovación, Nuevas Tecnologías, Ciencia y Cultura

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La cultura española es una de las grandes culturas del mundo, es un factor que refuerza nuestro legítimo orgullo como país y que fortalece nuestro prestigio una economía sana y competitiva internacional: disponemos de un enorme patrimonio monumental, histórico y artístico; el español es hablado por 500 millones de personas en el mundo; nuestros creadores y artistas han gozado históricamente y gozan en la actualidad de reconocimiento mundial; nuestras empresas culturales son líderes en el contexto internacional hispanohablante.

Desde 2004, la política cultural del gobierno socialista ha puesto en valor, por vez primera, el aspecto económico de la cultura española, de nuestras Industrias Culturales y Creativas que suponen un 4% de nuestro PIB y generan 750.000 puestos de trabajo de alta cualificación. Sólo nuestro sector editorial supone un 1,4% del PIB.

Las industrias culturales y creativas han de jugar un papel muy relevante en el nuevo modelo productivo post crisis, basado en la economía del conocimiento. Tienen, además, un elevado potencial de creación de empleo de calidad, ya que la aplicación del factor trabajo en el sector es superior a la media y no precisa elevadas inversiones.

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4.4. Cultura y contenidos digitales

La cultura, en todas sus manifestaciones, ha sido siempre un poderoso instrumento de cambio social. La inclusión de nuestros compromisos en materia de cultura dentro del grupo de factores que propician el cambio económico, en ningún caso supone ignorar el valor que en sí mismo tiene el disfrute de la cultura. Para los socialistas, el apoyo a la diversidad de las expresiones artísticas, la defensa del patrimonio cultural, la apuesta por democratización del acceso de los ciudadanos a las manifestaciones culturales, son responsabilidad de los poderes públicos que trascienden la mera dimensión económica. La rentabilidad de una política cultural es, por encima de todo social.

Sin embargo, estamos convencidos de que la cultura posee un enorme potencial para generar riqueza económica. La mercantilización de la cultura es una amenaza que hay que combatir, pero ello no puede llevarnos a ignorar la capacidad que la cultura tiene para mejorar las condiciones materiales de vida de las personas.

Por ello, manteniendo nuestro compromiso con la protección del patrimonio cultural y reafirmando la defensa de los derechos de los creadores, los socialistas proponemos un conjunto de medidas dirigidas a incrementar la participación en el PIB de las industrias culturales y creativas, a generar empleo en el sector; a favorecer la transformación del sector de las industrias culturales y de la creación, el acceso de todos los ciudadanos a la cultura y a la creación; y a reafirmar a la cultura española como una de las grandes culturas del mundo. En consecuencia proponemos: una economía sana y competitiva

  • Reformar el actual marco de propiedad intelectual para sustituir el canon digital actual y establecer un nuevo modelo de protección, equilibrando los derechos de usuarios y creadores teniendo presente las iniciativas europeas en esta materia.
  • Crear una Agencia de Propiedad Intelectual, con participación de las Comunidades Autónomas, para integrar en un único organismo los diferentes aspectos de la gestión pública de la Propiedad Intelectual.
  • Reformar la Ley de Mecenazgo para incentivar las aportaciones privadas a las instituciones e iniciativas culturales. Entre otras medidas se equiparará el tratamiento dado a las aportaciones realizadas por las personas físicas con el que se dé a las personas jurídicas.
  • Impulsar la aplicación de un tipo de IVA reducido del 4% a todos los formatos de libro, incluido el libro digital.
  • Reforzar el Plan Integral de Apoyo a las Industrias Culturales y de la Creación, con especial incidencia en la formación de emprendedores, en la internacionalización, en el reforzamiento del tejido empresarial y en las facilidades de financiación, con el objetivo final de impulsar el cambio de modelo de negocio que el sector precisa.
  • Impulsar el autoempleo entre los creadores artísticos, así como la creación de sociedades laborales y cooperativas que aglutinen toda la cadena de valor de las artes: creación, producción, distribución y exhibición.
  • Promover a través de las instituciones culturales públicas la nueva creación artística en todas sus manifestaciones, para ello los centros de creación, bibliotecas y museos darán prioridad al desarrollo de talleres, residencias, coproducciones y todas aquellas actividades que faciliten la materialización de nuevos proyectos.
  • Fortalecer las sinergias entre dos sectores en los que España es líder mundial, el turismo y la cultura, con una línea específica de promoción del turismo cultural, favoreciendo la diversidad y calidad de la oferta.
  • Reformar la Ley de Patrimonio Histórico para dar cabida a nuevas formas de patrimonio cultural surgidas en los últimos años, tales como el patrimonio cultural inmaterial, el subacuático o el paisajístico.
  • Proseguir con el Plan de renovación de los museos nacionales y de titularidad estatal.
  • Crear el Centro Nacional de Fotografía y Artes Audiovisuales.
  • Continuar con el Plan de construcción de infraestructuras culturales, particularmente bibliotecas, consensuando con las CCAA la incorporación al Plan de municipios de gran tamaño distintos de las capitales de provincia.
  • Consensuar con el conjunto del sector del libro un plan viable de apoyo a las librerías minoristas para garantizar la pluralidad de la oferta editorial, incorporando en ella la oferta digital.
  • Favorecer la coproducción cinematográfica e impulsar el rodaje de películas extranjeras en España.
  • Impulsar un Plan de Digitalización de las salas cinematográficas en colaboración con las CCAA y con el sector de la distribución y de la exhibición.
  • Mejorar la financiación, pública y privada, de la producción cinematográfica.

Una especial referencia a las lenguas españolas

La diversidad lingüística es una de las mayores riquezas culturales de España. Para los socialistas, el respeto a esta diversidad desde todas las Administraciones Públicas ha sido, y seguirá siendo un principio irrenunciable.

El papel del gobierno de España es fundamental para la defensa del plurilingüismo en todo el Estado. El conocimiento de las lenguas oficiales en los territorios bilingües hace que los derechos de los ciudadanos, su comunicación, su convivencia y su libertad estén más garantizados. Es bueno que el conjunto de españoles lo valore positivamente, haga suya esta riqueza y la defienda como propia. Invertir en valorar las otras lenguas españolas no es una inversión intangible: es una apuesta a favor de la educación, de la igualdad de oportunidades, de la cohesión social, del bienestar personal y colectivo y del respeto mutuo. El plurilingüismo además también genera valor económico. Por ello, manifestamos la necesidad de defender, proteger e impulsar los sistemas educativos de nuestro país que, en las diferentes Comunidades Autónomas garantizan que al término de la educación obligatoria nuestros jóvenes conozcan perfectamente tanto la lengua castellana como el resto de lenguas cooficiales, también españolas.

Una economía basada en esa materia prima inagotable que es el conocimiento debe considerar la lengua como un activo estratégico de primer orden. En este sentido merece una especial mención la capacidad de riqueza que encierra el castellano.

Dentro de poco, en el mundo habrá 500 millones de hispanohablantes, que estarán distribuidos en gran número de países y en varios continentes. El español, como instrumento de comunicación y de creación cultural, se ha convertido, a través de las industrias culturales, en una formidable fuente de desarrollo económico.

Desde su creación, hace ya 20 años, el Instituto Cervantes se ha consolidado como un poderoso agente de difusión de la lengua y la cultura española. El aumento constante del número de personas que han obtenido el Diploma de Español como Lengua Extranjera (DELE) es un buen indicador de esta magnífica labor. Nos comprometemos a consolidar su papel difusor de la cultura española, así como a mantener el impulso en el exterior del conocimiento de las lenguas cooficiales del Estado, y de las culturas que en ellas se crea.