La muestra, comisariada por Jean-Michel Bouhours, conservador del MNAM-CP, cuenta con importantes obras de Pablo Picasso, Francis Bacon, Henri Matisse, Robert Delaunay, Antonio Saura, Jean Dubuffet, Joan Miró y Amedeo Modigliani, entre otros, que completan un exquisito conjunto de óleos y esculturas de gran calidad.

Estructurada en cinco grandes bloques (Los misterios del alma, Autorretratos, De cara al formalismo, Caos y desorden o la imposible permanencia del ser y Tras la fotografía), la muestra abarca un periodo cronológico que se inicia en el retrato de Erik Satie, realizado por Suzanne Valadon en 1892-1893, y se cierra con The Moroccan, de John Currin, de 2001.

Línea transversal

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El director general del Instituto de Cultura de la Fundación Mapfre, Pablo Jiménez Burillo, recuerda que «el retrato es el género más antimoderno. Deja claro que no todos somos iguales». Constituye, en resumen, una de las líneas transversales de la historia del arte, en la que confluyeron la tradición y las nuevas aportaciones formales a partir del comienzo de la modernidad, a finales del siglo XIX.

Además de alumbrar algunos de los iconos por excelencia del arte contemporáneo, este género ha sido receptivo a los descubrimientos formales a partir de las vanguardias históricas y ha servido de objeto de reflexión sobre la condición humana y la visión del otro, así como de la exploración de la esencia del propio artista.

Recorrido a través del retrato

La vertebración de la muestra parte del planteamiento de por qué, entre los géneros pictóricos derivados del academicismo, el retrato es aquél en el que la permeabilidad a los avances formales ha producido la mayor parte de los iconos del siglo XX. Por este motivo, esta exposición propone un recorrido cronológico que permita al espectador apreciar los cambios de estilo y forma experimentados en el retrato a lo largo del siglo, en paralelo a la exploración e indagación de la esencia humana.

No se puede contemplar el retrato al margen de todo un conjunto de presupuestos filosóficos, religiosos, míticos o metafísicos, ni, al margen de la estética que haya asumido cada artista. Además, como rasgo definitorio del retrato en la Edad Contemporánea, la presencia de la marca indeleble de un pathos, en su vínculo con la historia, ha encarnado la violencia, la barbarie y la tragedia de la condición humana.

Madrid. Retratos. Obras maestras del Centre Pompidou. Fundación Mapfre.

Del 26 de septiembre de 2012 al 6 de enero de 2013.

Comisario: Jean-Michel Bouhours.