Los cuadros que componen la exposición denotan una técnica y una sensibilidad propias de un gran artista. La pintura poética y ensimismada de Montalvo propone nuevas vías de indagación estética y se adentra en el inconsciente a través de su riqueza visual. En sus cuadros se produce una fuerte tensión entre la bidimensionalidad de su superficie, remarcada por los colores mate, y una temática en la que predomina la exploración volumétrica y la interpenetración espacial.
Los óleos presentan unos atípicos escenarios en los que parece que algo inclasificable está a punto de suceder. Las obras desprenden una inquietante y violenta intensidad creando una atmósfera en la línea del italiano Giorgio De Chirico, con una potente plasticidad arquitectónica en la que predominan las diagonales que recuerdan a las que aparecían en los turbadores cuadros de Hopper y de las que el expresionista abstracto Rothko dijo que eran las únicas que amaba de la historia del Arte.



Antonio Montalvo (Granada, 1982) inaugura hoy su primera exposición individual en la galería madrileña Espacio Mínimo, para la que ha realizado un proyecto específico denominado El sueño de Santa Úrsula, título que toma de una obra del pintor del siglo XV Vittore Carpaccio. 











