Entre 1941 y 1945, Armengol pensó y dibujó unos dos mil cartoons o caricaturas para el Ministerio de Información británico contra el Tercer Reich y el Eje para publicarlos en diarios y revistas de países aliados y neutrales, desde Nueva Zelanda a Haití.
La exposición presenta una selección de los originales conservados por el autor y su familia que, junto con las publicaciones en las que aparecían muchos de aquellos cartoons, conforma uno de los mayores fondos sobre ilustración de sátira política del conflicto más terrible de la historia de la humanidad. Un espectacular fresco, hasta ahora sorprendentemente desconocido, ya que las ilustraciones de Armengol se encuentran junto a las de los más influyentes dibujantes y cartoonists del Reino Unido, como David Low, Giles o Illingworth. En ellas se pueden ver caricaturizados casi todos los frentes de guerra y a las figuras más destacadas de aquel brutal conflicto.
Todo ello, además, satirizado en un estilo que bebe de la intensa tradición de dibujantes y publicaciones catalanas de finales del XIX y principios del XX. En Armengol, esta tradición cristaliza en una obra de una gran calidad artística, versátil y tremendamente moderna, que supera el estilo de la época y apunta ya hacia el cómic actual, mientras nos sigue interpelando sobre los límites del humor en contextos dramáticos y brutales.
Esta muestra ha sido organizada y producida por el MNAC en colaboración con el Museu Valencià de la Il·lustració i de la Modernitat (MuVIM, Valencia).
Él quería ser artista y no fabricante
Tinta contra Hitler descubre una gran sátira que nos interpela sobre el autoritarismo, el dolor y los límites del humor y el arte en tiempos convulsos. Hijo de industriales textiles de Terrassa, la historia de Armengol fue la del clásico literario catalán L’auca del senyor Esteve: él quería ser artista y no fabricante. Republicano desencantado, en plena Guerra Civil se alistó en la Legión Extranjera francesa. Luchó contra los nazis en Noruega y acabó, en 1941, en Gran Bretaña contratado por el Ministerio de Información, erigido en uno de los caricaturistas más destacados del peor conflicto jamás vivido, aunque ni antes ni después se dedicara a ello, con un humor que los británicos reconocían como «afilado, amargo y cáustico, típicamente catalán».























