Había nacido en el corazón de Sevilla el 21 de septiembre de 1902. Era el menor, tenía dos hermanas y un padre comandante de Ingenieros, de una familia perteneciente a la burguesía de la ciudad. Una familia dominada por un padre que imponía un ambiente rígido y severo que convierte al pequeño en un niño solitario que se refugia en la lectura: “En los estantes de la biblioteca paterna y a escondidas, porque no le permitían su uso, halló el niño unos tomos… Ellos fueron quizá los que primero llamaron su atención…”. Escribiría más tarde el propio Cernuda que confesaría que su primer contacto con la poesía fue a raíz de que a los diez años sus primas le dejaron un volumen con las obras completas de Bécquer, que ya sería de por vida una de sus predilecciones líricas.
El documental surca la infancia de Cernuda en su ciudad natal y ese descubrimiento de la poesía. Los poemas escritos en la adolescencia y juventud, sus primeras experiencias eróticas y la toma de conciencia de su homosexualidad, asumida, dispuesto a vivirla contra viento y marea, con libertad y sin ocultamiento pese a la sociedad que la proscribe. También las revistas de cine y las de poesía que determinan su vocación. Y, naturalmente, el exilio, que calificaría de destierro, clave en su existencia y en el devenir de su obra. No se puede olvidar que en 1928, tras la muerte de su madre, Cernuda abandona para siempre Sevilla, ciudad a la que sólo volverá y durante unos días del mes de julio, diez años más tarde.
Desde 1938 viviría trabajando como profesor de Literatura en puestos generalmente mal retribuidos en Londres, París, Glasgow, Cambridge, Los Ángeles, San Francisco y México.
A lo largo del filme se incide en el aliento de Pedro Salinas -al que había conocido como profesor cuando inició sus estudios de Derecho-; a la lectura de los poetas vanguardistas franceses; las primeras publicaciones de sus escritos –Perfil del Aire es, en 1927, el primer libro que publica-, y los encuentros con Juan Ramón Jiménez y con los jóvenes poetas que posteriormente serían encuadrados en la Generación del 27.
También se significa la profunda amistad con Lorca. La marcha de Sevilla hacia Málaga en busca de la libertad que anhela. Los días felices en el mar junto al primer amor intenso y las tertulias con los poetas malagueños Manuel Altolaguirre, Emilio Prados y José María Hinojosa, padres de la revista e imprenta Litoral. Madrid, ciudad cuyo descubrimiento le fascina, los museos, los grandes eventos, los cines y teatros, las tertulias de literatos y la fraternidad con Vicente Aleixandre.
Y, cuestión esencial, el compromiso con la libertad y la República como soldado en las trincheras y como intelectual en las ciudades, con el fusil que no dispara y la escritura que siente. Y la muerte de los poetas que con su voz defendieron la vida. El dolor incontenible. El fin de cualquier esperanza. Y el exilio: irse para no volver.
Como apunta Dufour: “En una taberna de cualquier tiempo y lugar, una cantaora emociona con versos de Cernuda a las personas sensibles, como las gentes de aquellos pueblos recónditos a los que el poeta habitante del olvido llegó como misionero pedagógico para ayudar a comprender mejor la vida. Su voz es la que habla, enfocada la película desde su subjetividad”.
La música fue fundamental para el poeta, de ahí que, como explica el director, el documental incorpore música original de la época y un trabajo de investigación sobre sus gustos musicales que se traduce en una escena con el grupo de jazz cordobés Crash4Jazz.
Así, el jazz y el swing están presentes, así como la participación del cantaor Juan Pinilla, la actriz Gloria Vega y la cantautora Lucía Sócam, que llevan la poesía de Cernuda a su propia expresión artística. Al igual que el mundo del cine, que marcó sustancialmente su forma de ver el mundo y que influyó tanto en su poesía.
Como el tiempo ha constatado, la poesía de Cernuda no es sólo una experiencia estética, sino también una aventura de orden ético. Por ello es muy difícil hablar por separado de la vida y la obra de un poeta cuya evolución ha sido comparada con la de un árbol. Más altas las ramas cada vez y, al tiempo, cada vez más profundas sus raíces.
Como escribió Octavio Paz: «La obra de Cernuda es un camino hacia nosotros mismos… Pocos poetas modernos, en cualquier lengua, nos dan esa sensación escalofriante de sabernos ante un hombre que habla de verdad, efectivamente poseído por la fatalidad y la lucidez de la pasión. Si se pudiese definir en una frase el sitio que ocupa Cernuda en la poesía moderna de nuestro idioma, yo diría que es el poeta que habla no para todos, sino para el cada uno que somos todos. Y nos hiere en el centro de cada uno que somos… en la verdad de nosotros mismos».
Luis Cernuda murió a consecuencia de un infarto el 5 de noviembre de 1963. Tenía 61 años. Su final lejos de su tierra hacía premonitorios aquellos versos escritos treinta años antes:
Quizás mis lentos ojos no verán más el sur
De ligeros paisajes dormidos en el aire,
Con cuerpos a la sombra de ramas como flores
O huyendo en un galope de caballos furiosos.
El sur es un desierto que llora mientras canta,
Y esa voz no se extingue como pájaro muerto;
Hacia el mar encamina sus deseos amargos
Abriendo un eco débil que vive lentamente.
En el sur tan distante quiero estar confundido.
La lluvia allí no es más que una rosa entreabierta;
Su niebla misma ríe, risa blanca en el viento.
Su obscuridad, su luz son bellezas iguales.
Luis Cernuda. El habitante del olvido
Dirección y guion: Adolfo Dufour
Con la participación del cantaor Juan Pinilla, la cantautora Lucía Sócam, la actriz Gloria Vega y el grupo de jazz Crash4Jazz.
Producción: Atrapasueños
España / 2023 / 96 minutos
Distribución: 39 Escalones Film