Fluctuando entre lo acaecido y lo ficticio, eso que ha dado en llamarse como género «falso biopic», Larraín dirige un sólido guión del dramaturgo Guillermo Calderón para trasladarnos al Chile de 1949. Allí, tras la ilegalización del Partido Comunista, y durante el gobierno del presidente Gabriel González Videla, Pablo Neruda (Luis Gnecco) es perseguido con saña por las autoridades.

Viéndose obligado a escapar, a esconderse, inicia una huida hacia delante que concluirá en su primer exilio. Una situación que para el común de los mortales devendría en tragedia es tomada por el protagonista como casi una fiesta. Con la colaboración de amigos y aliados y, muy especialmente, con la de su segunda esposa, Delia del Carril (Mercedes Morán), el poeta juega al escondite con su perseverante perseguidor, el jefe de policía Óscar Peluchonneau (Gael García Bernal).

Se sabe que Neruda era un gran aficionado a la comedia negra y a los relatos policiales. Eso lleva a pensar que no sólo hubiera aprobado, sino que acogería con satisfacción el arriesgado y laberíntico acercamiento a su figura encabezado por Larraín que, ya de entrada y cuando presentó su apuesta en el Festival de Cine de San Sebastian, dejó claro que «Neruda no cabe en una película. Por eso ésta narra una parte de su vida y es solo una aproximación arbitraria a un autor literario fundamental de un grupo de artistas y creadores que le profesamos profunda admiración».

Peculiar ser humano

Pero esa entrega no da lugar a hagiografía alguna. Neruda no es un simple juego de exaltación sino, como refiere el propio director, el retrato de un ser humano peculiar en el que confluían innegables virtudes y otra serie de peculiaridades menos recomendables entre las que un narcisismo enfermizo no fue la menor.

Acaso no haga falta recordar que en Neruda personaje la carne era poesía, y el amor, y el compromiso, y la comida, el sexo, el coleccionismo, y lo político y lo social, y verdad y mentira también como substrato en el que lo poético tenía su lugar. Por decirlo con una sola palabra, la poesía, y eso es lo que Neruda película intenta transmitir, era para él «TODO», así, con mayúsculas.

Como también ha afirmado Pablo Larraín, «después de concluida la película comprendí que a pesar de lo mucho que lo he leído y las conversaciones con quienes directamente lo conocieron. Después de lo mucho que investigué sobre su persona, en realidad sé muy poco del verdadero Neruda. Era un hombre inasible, esquivo. Una figura imposible de capturar».

Sin embargo, y con la ayuda, a través de dos interpretaciones muy medidas, de Luis Gnecco en el papel principal y Gael García Bernal, como inspector que sigue sus pasos, Neruda es una película que no deben perderse quienes quieran saber algo más del autor de algunos de los poemas de amor más populares de la historia o quienes, simplemente, quieran asistir a un buen espectáculo cinematográfico.

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Dirección: Pablo Larraín
Guión: Guillermo Calderón
Intérpretes: Luis Gnecco, Gael García Bernal, Pablo Derqui, Mercedes Morán y Alfredo Castro
Fotografía: Sergio Armstrong
Música: Federico Jusid
Chile, España, Francia, EE.UU., Argentina
2016/109 minutos
Wanda Visión