Las esculturas, instalaciones, vídeos y pinturas de Gupta se caracterizan por mostrar elementos cotidianos, empleados en el día a día de una familia, en un contexto y con uso diferentes, lejos de los estereotipos convencionales de su país.

Su obra representa la unión entre el mundo urbano y el rural, el mundo espiritual y el material, al evocar, por un lado, la idea de la emigración de las familias hacia las áreas de mayor desarrollo, y por otro, la tradición y los rituales relgiosos. Gupta emplea una gran variedad de elementos y materiales en su trabajo y destaca el enorme tamaño de sus obras.

Un casting detrás

«De alguna manera, mi trabajo está un poco teatralizado. Se puede ver que hay un casting detrás, y todo lo que se emplea es bastante teatral», explica sobre su propio proceso creativo el artista indio.

Estas referencias al teatro y al mundo de la interpretación no son por casualidad. El artista fue actor durante una época y con este símil compara entre los pasos que se dan para realizar una obra de teatro y para crear una pieza de arte. De hecho emplea un gran número de materiales diferentes y medios que también evidencian la clasificación de clases sociales de su país: utensilios brillantes y modernos, que usan las familias acomodadas de las zonas desarrolladas, en contraste con los objetos simples y tradicionales que se emplean en las áreas rurales. Su obra persigue reflejar fielmente la realidad que le rodea, ser un puente entre la cultura de su país y el resto del mundo.

Cambio social

Esta visión se ve reforzada por el cambio social sufrido en las últimas décadas en su país y que ha empujado a la emigración hacia áreas urbanas de las familias procedentes de las zonas agrarias. En The imaginary order of things se representa esta forma de vida nómada y el artista emplea para ello elementos y utensilios que carga de simbolismo, como las barcas que transportan los enseres de las familias en las migraciones, y en las que hay hueco para albergar toda una vida (All in the same boat, 2012-2013).

Estas familias errantes portan todas sus cacerolas, vasijas, cuencos, platos y toda clase de objetos, utensilios que lejos del entorno doméstico reflejan la vida diaria de miles de familias indias y tienen un marcado carácter cultural, en cuanto a los materiales que emplea y el modo en el que se usan (Ancestor Cupboard, 2012; Family Nest Nº 3, 2012 o The imaginary order of the things, 2012-2013).

Rituales religiosos

Otra idea relacionada con el empleo de estos enseres es el significado que tiene dentro de una sociedad religiosa. La comida, la forma de cocinar, los eventos relacionados con los rituales hinduistas, hasta los horarios y toda clase de liturgia que acompaña al acto de sentarse en una mesa están implícitos en su trabajo. Subodh Gupta representa los objetos vacíos, porque aclara que la importancia de los utensilios de cocina «no es solo social, es también religiosa e ideológica».

Gupta nació en una zona rural pobre de la región de Bihar. Estudió pintura en el College Arts & Crafts de Patna entre 1983 y 1988. Su trabajo forma parte de las principales colecciones privadas y públicas y ha sido protagonista de numerosas exposiciones alrededor del mundo. Además de la exposición en el CAC Málaga, se está preparando para febrero de 2014 su primera gran retrospectiva en la Galería Nacional de Arte Moderno de Nueva Delhi.

 

El artista más poético del mundo

gupta1Para Fernando Francés, director del CAC Málaga, «Subodh Gupta es posiblemente el artista más poético del mundo. Sin renunciar a lo material, muy al contrario, basándose en él hasta los límites de la exageración y la monumentalidad (Bombaysers de Lille, un homenaje a la memoria del tsunami de 2004), del barroquismo, consigue que la emoción, un sentimiento tan íntimo como escaso, entremezcla y derrumba todos los límites y los muros del pensamiento y la razón. Él es una especie de Robin Hood moderno que se apropia del drama indio, lo recodifica, lo dota de una carga emocional y lo devuelve como un regalo para los ojos y el pensamiento. Nada escapa a la casualidad en su obra. El mismo proceso de pensamiento es un rito, una ceremonia en la que, como un alquimista avezado, recupera todos los recuerdos de la infancia y la juventud, los símbolos, las cazuelas como si fueran objetos de deseo o de culto o, ambas cosas a la vez, las pátinas con mensaje, los bronces y los oros de lo sagrado, el metal aceroso del progreso industrial y todos para que el resultado sea una suerte equilibrada de antigüedad y vanguardia, de caos y orden, de equilibrio y turbación, de emoción y suspense. Sólo la habilidad de un poeta puede armonizar todos esos elementos en una obra de arte con la seguridad de que no hay mentira alguna en su discurso. La capacidad de convencer que posee la obra de Gupta es solo posible gracias al compromiso vital que el artista tiene con su obra (…)».

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