La obra tiene como principal personaje el ambiente, una atmósfera asfixiante, desvitalizadora, dominada por la miseria material y moral. Interpretada por Manuel Brun, Marta Calvó, Jesús Cisneros, Víctor Elías, María Garralón, Nuria Herrero, Marisol Membrillo, Cristina Palomo, Amparo Pamplona, Natalia Sánchez, Juan Carlos Talavera y Alejandra Torray, este drama refleja de manera descarnada la vida de pobreza, opresión y resignación sufrida durante la dictadura franquista.

La acción se desarrolla en una pensión habitada por inquilinos de vida desdichada, principalmente las mujeres. Cada uno de los personajes femeninos sirve para definir a los otros, al tiempo que se define a sí mismo. Si se quitara a alguno de ellos se perdería su reflejo en los demás. Los hombres, por el contrario, son más prototípicos. Su misión fundamental es ayudar a definir el ambiente que rodea a la casa.

Esa ha sido la base de esta obligada adecuación de la obra original de Olmo a un determinado espacio de representación y a un reparto acorde con los tiempos. El ambiente exterior de voces y las músicas acaban de definir ese tiempo, en ocasiones atrasada en el tiempo de la época en la que la situamos, como atrasada era aquella sociedad.

  • De martes a sábados, a las 19.00 h y domingos a las 18.00 h.
  • Lunes, 16 de marzo: Lunes con voz El legado teatral de Lauro Olmo.
  • Jueves, 19 de marzo: Encuentro con el público del equipo artístisco.

Entre los que nunca se doblegaron

Lauro Olmo (1921-1994) es, sin duda, el dramaturgo que mejor ha recogido en su obra los años más significativos de la sociedad española bajo la dictadura del general Franco. Su propia biografía ofrece un itinerario inigualable de las peripecias históricas de toda una generación de españoles. Nació en Barco de Valdeorras (Orense) donde sufrió los avatares de la emigración de su padre, la II República, la Guerra Civil y los años más duros de la dictadura.

Su teatro se nutre de una sabia experiencia reflejada en un estilo (el realismo social) del que es el representante más original. Su forma de recoger y exponer los grandes problemas de la sociedad española durante los años que le tocó vivir lo han convertido en un magnífico exponente de una época y de una forma de hacer teatro.

Se identificó con todas las causas progresistas y militó entre los intelectuales que nunca se doblegaron (ni a la dictadura ni a los vaivenes partidistas de la transición). Su ejemplo como hombre de bien corre parejo con su calidad de dramaturgo y su ética ciudadana.