Anónimo de Época Romana. Retrato de anciano, siglo I a. C.

Anónimo de Época Romana. Retrato de anciano, siglo I a. C.

Retrato de anciano es un retrato masculino de proporciones naturales procedente del yacimiento de Mesas de Asta, la antigua colonia Hasta Regia mencionada por las fuentes hispanorromanas, situada a 11 km al noroeste de la ciudad de Jerez de la Frontera, uno de los enclaves más importantes del Bajo Guadalquivir desde época tartésica.

Fue hallada a finales del siglo XIX, en lo que pudo ser una de las necrópolis de esta antigua ciudad, en el transcurso de las obras de construcción de la carretera Jerez-Trebujena, por lo que tal vez formó parte de una estatua funeraria. Permaneció en manos privadas hasta los años 40 del pasado siglo, cuando ingresa en el Museo Arqueológico Municipal de Jerez, donde se expone en la actualidad.

La escultura está realizada en mármol blanco de grano medio y tiene una altura de 36 cm. Conservada en buen estado, aunque se aprecian pequeñas fracturas en la nariz y algunos desperfectos en el mentón derecho y en la frente, el retrato presenta la peculiaridad del vaciado en la oreja izquierda y un desbastado tanto de la oreja derecha como de la zona occipital, lo que revela un trabajo de reelaboración en una fase posterior. La base del cuello manifiesta la preparación típica para encajar en un cuerpo.

Inicios de la retratística romana

Este excelente retrato, que destaca por la calidad de su ejecución, fue dado a conocer por Manuel Esteve Guerrero. Uno de los estudios más recientes se debe a la profesora Pilar León, quien en su trabajo Retratos romanos de la Bética indica que el retrato pertenece a un hombre anciano que mira a lo lejos y distiende los labios finos en una leve sonrisa. El tiempo ha dejado una profunda huella en su rostro: patas de gallo, arrugas y pliegues que tampoco faltan delante de las orejas y en el cuello.

Carne flácida y venas marcadas sobre sienes hundidas. Pelo muy corto y escaso del que sólo se señalan las puntas, mientras que unas entradas profundas se abren sobre la frente. Mantiene la tradición del realismo republicano, en la línea de los modelos cesarianos, sin ninguna concesión al idealismo. Debió de pertenecer a un personaje de las élites de la ciudad y constituye uno de los ejemplos más notables que ilustran los inicios de la retratística romana en Hispania.