Organizada junto a la Fundación Botín y comisariada por Patricia Molins, el título de la muestra alude a dos constantes en su obra: el compás, símbolo del orden geométrico que estructura su pintura, y la máscara, metáfora de la tensión entre lo natural y lo artificial, lo animado y lo inerte.

Para el director del Museo, Manuel Segade, «Maruja Mallo tendría un lugar garantizado en la historia por ser la artista capaz de dotar de imaginario visual a la Generación del 27, pero además ha sido una personalidad muy adelantada a su tiempo, por su preocupación por la dignidad del trabajo de la mujer, por sus teorías sobre la importancia de la creación popular, por su capacidad para performar su propia imagen y por su innovadora invención de una cultura visual para la ciencia ficción».

La exposición reúne un centenar de pinturas —13 pertenecientes a la colección del Reina Sofía—, cerca de setenta dibujos y más de un centenar de fotografías y documentos, muchos de ellos inéditos o procedentes del Archivo Lafuente, que se despliegan a lo largo de 11 salas del Edificio Sabatini, recorriendo toda su trayectoria vital y artística.

Artista esencial

Con Maruja Mallo: Máscara y compás, el Museo Reina Sofía rinde homenaje a una artista esencial del siglo XX, cuya obra combina audacia formal, compromiso social y una inagotable curiosidad por la naturaleza, la ciencia y el pensamiento. Su legado, marcado por la búsqueda de armonía entre materia y espíritu, continúa ofreciendo nuevas lecturas sobre la identidad, la creación y el poder transformador del arte.

 

El recorrido muestra las distintas etapas de una creadora inclasificable: desde su interés por el arte popular y el realismo mágico hasta su acercamiento al surrealismo y su relación con la Escuela de Vallecas, pasando por su investigación sobre la geometría, la naturaleza y la cuarta dimensión.

Entre las piezas más destacadas figuran las cinco Verbenas (192728), reunidas por primera vez desde su célebre exposición de 1928 en la Revista de Occidente, junto a obras inéditas como Arquitectura fósil I o un dibujo de 1933 recientemente localizado. También se incluyen Joven negra (1948), adquirida recientemente por el Reina Sofía, y El espantapájaros, pintura que André Breton compró a la artista en París y conservó hasta su muerte.

Procedentes de importantes instituciones internacionales, se exhiben obras del Art Institute of Chicago, el Centre Pompidou de París, el Museo Nacional de Artes Visuales de Montevideo o el MALBA de Buenos Aires, entre otras colecciones.

La exposición se acompaña de un catálogo bilingüe (español e inglés) coeditado por el Museo Reina Sofía, la Fundación Botín y la editorial This Side Up. Incluye textos inéditos de Alejandra Zanetta, Johanna Hedva y la comisaria Patricia Molins, junto a escritos originales de la propia artista y una biografía elaborada por Juan Pérez de Ayala. Además, con motivo de la muestra el Museo ha preparado un amplio programa público con el mecenazgo de Bimba y Lola.


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La comisaria: Patricia Molins

Historiadora del arte e integrante del Departamento de Exposiciones del Museo Reina Sofía, a lo largo de su trayectoria ha centrado su investigación en las artistas pioneras en la creación de un imaginario visual femenino. Entre sus trabajos destacan las exposiciones Salomé, un mito contemporáneo (1996) y Delhy Tejero (Museo Patio Herreriano, 2024), el ensayo La heterogeneidad como estrategia de afirmación. La construcción de una mirada femenina antes y después de la Guerra Civil (Desacuerdos, 2012), así como la edición del volumen Feminismo y museo. Un imaginario en construcción (Espacio, Tiempo y Forma, UNED, 2020).

Molins destaca de Maruja Mallo «la cosmovisión propia y de la mujer que reflejó con su obra y con su vida; una mujer que buscó un mundo nuevo, representado por una mirada femenina, ligada a la tierra y a lo popular, en relación con lo moderno».