Paralelamente a estas series, Sevilla entra de lleno en el mundo de la instalación, un mundo de trabajos perecederos donde se impone lo sutil y que sólo aspiran a pervivir en el recuerdo. En esta ocasión se presenta El tiempo vuela de 1998.

Soledad Sevilla es autora de una obra consolidada y de gran calidad que transita una de las vías excepcionales del arte español: la abstracción “racional”, donde forma y color han sido conjugados desde el ámbito de la pintura en los años 70 hasta instalaciones y obras de gran envergadura. Su valor es el cultivo de una obra arriesgada. En ella hay una permanente investigación del que resulta un lenguaje muy personal que ya en sus inicios era reconocible.

A lo largo de más de cuarenta años ha compaginado la pintura sobre soporte plano con la instalación tridimensional, partiendo de la pintura de raigambre geométrica hacia la búsqueda de una experiencia sensorial y orgánica; así como de la investigación conceptual y espacial a una emocional y poética. En toda su trayectoria ha mantenido constantemente sus preocupaciones artísticas: el espacio, la luz, el color y el tiempo, consiguiendo que los dilemas de percepción se conviertan en experiencias emocionales.