Recapacitando sobre esas carencias y tras una larga conversación en un pequeño apartamento de Tánger con el escritor norteamericano Paul Bowles, “que tendido en su cama, vestido con una bata color camello, pronunciaba ideas luminosas”, Constantin Von Barloewen, bonaerense integrado en el Consejo Científico para los Estudios Internacionales de la Universidad de Harvard, concibió la idea de una “biblioteca intercultural” que registrara para la posteridad las palabras de los grandes espíritus de nuestra época en el umbral del tercer milenio.

Biblioteca intercultural

Surgió así el acercamiento a nombres fundamentales de distintos campos del conocimiento. “Hemos elegido protagonistas que, cada uno en su esfera, han marcado profundamente el siglo XX, pero teniendo siempre la mirada vuelta hacia el siglo XXI. Aquellos que sobrepasando los límites de las disciplinas en los ámbitos del arte, de la literatura, de las ciencias religiosas y culturales, de la antropología, de las ciencias de la naturaleza o de la música han llegado hasta las fronteras del saber, al tiempo que seguían estando abiertos a las cuestiones esenciales de la civilización mundial, a las cuestiones fundamentales de la situación intelectual de nuestro tiempo. Están así representadas las culturas del mundo entero”, señala el propio Von Barloewen.

Con la ayuda de la socióloga Gala Naoumova, y a través de encuentros que oscilaron, según las circunstancias y los casos,  entre las seis horas y los tres días, Von Barloewen compila el pensamiento esencial de intelectuales tan dispares como el poeta árabe Adonis, el ex-secretario de la ONU Butros-Ghali, el filósofo Régis Debray, el músico Yehudi Menuhin, el físico Edgard Teller, el Premio Nobel de la Paz Elie Wiesel, la psicoanalista Julio Kristeva, los arquitectos Philip Jonson y Oscar Niemeyer, el durante doce años máximo responsable de la Unesco Federico Mayor Zaragoza, el antropólogo Claude Levi-Strauss  o, entre otras y hasta un total de 27 figuras, los Nobel de Literatura Nadine Gordimer, Czeslaw Milosz y Wole Soyinka.

Remanso

El Libro de los saberes constituye un remanso, rescata voces irrepetibles y, en algunos casos, supone el testamento público de algunos de los personajes entrevistados. Tras cerrar sus páginas queda en el ojo y en la mente del lector la inteligencia de quienes desde disciplinas y mentalidades diversas han abierto camino y conocimiento: saberes, en definitiva. Aquellos que nos descubren fórmulas, nuevas luces y modos de reflexión en un tiempo de prisas en el que pensar, -en el meditado sentido de la palabra-, se lleva mucho menos de lo que debiera.

El propio Barloewen lo ilustra con una experiencia personal: «una noche, a una hora avanzada, de vuelta de una larga entrevista con Ernesto Sábato, un hombre casi ciego que vivía en el pobre arrabal de Santos Lugares dónde yo había encontrado su casita al abrigo de un haya, descubrí en la deteriorada estación de Buenos Aires una inscripción descolorida, trazada con tiza y apenas legible sobre una pared semidesmoronada : La humanidad ya no sabe adónde va porque ya no espera a nadie, ni siquiera a Dios” .

Del Libro de los saberes podemos esperar y encontramos reflexión e inteligencia. Vital, necesaria y humana. Humanísima inteligencia.

El libro de los saberes (Conversaciones con los grandes intelectuales de nuestro tiempo).

Constantin von Barloewen. Gala Naoumova.

Siruela/Círculo de Lectores.

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