Mateo Díez ofrece dos escritos que se complementan en sus intenciones. El primero, que da título al volumen, es el relato de los encuentros de un novelista con los amigos que acuden a la cita del desayuno en el Café de una de sus «ciudades de sombra», y que divagan y dialogan sobre lo que la ficción supone en sus vidas.

«Me muestro totalmente en contra de aquella sentencia que sostiene que la ficción no necesita de la imaginación. La necesita. A mí la ficción me ha permitido vivir y perfilar mis emociones y mis pensamientos. Como he dicho en muchas ocasiones, los escritores que más he admirado son aquellos que me han dado la posibilidad de vivir vidas que yo no he podido vivir. Los que me han instalado en la ficción», afirmó Mateo Díez.

En el acto de presentación le acompañó, entre otros amigos «desayunadores», el también escritor Manuel Longares, que destacó la capacidad del autor para «poner de vuelta y media a todo el mundo con una gran delicadeza; sin que nadie se ofenda. Esta obra es una rareza. Una reivindicación de la ficción aunque supuestamente estemos ante un libro de ensayo».

Poética personal

En el segundo texto, titulado Un callejón de gente desconocida, el escritor hace un recuento de su pensamiento literario, el aval de una identidad de escritor que podría considerarse como una poética personal no exenta de pedagogía.

«A la hora de escribir hay momentos gloriosos en los que el escritor es un simple intermediario. Como si alguien le estuviera dictando lo que escribe. Al escritor a veces se le va la olla y está bien que se le vaya. Estoy seguro de que a Kafka se le fue muchas veces y gracias a eso contamos con su extraordinaria literatura», comentó Mateo Díez, que se declaró escritor y lector de autores de personajes. «Trato a mis personajes con enorme respeto y me relaciono con ellos con mucha cordialidad, aunque siempre hay algún personaje esquivo. Ese que no quiere entrar en donde yo quiero que entre».

Sin que el juego de espejos entre los dos textos quiera contraponer las ideas y elucubraciones de tantas opiniones apasionadas y discutibles, acaso sea ese mismo juego el que mejor unifique la propia idea del libro.

Un libro poco complaciente en sus intenciones con mucho de lo que ahora mismo leemos y vivimos, con la degradación que nos rodea y la sensación de que cada día son más frecuentes «las novelas que no son novelas escritas por novelistas que no son novelistas para lectores que no leen. La ficción se ha devaluado porque se ha comercializado. Las editoriales buscan al que no lee», concluyó el autor.

978841625284

 

 

 

Los desayunos del Café Borenes
Luis Mateo Díaz
Galaxia Gutenberg
180 p
17,50 euros