Empecemos por el principio, y en el comienzo de Luis Goytisolo como escritor…

[El tomo sosegado de su voz parece ir por otro lado al de un rostro que no se está un instante quieto. Gesticula, se contrae, sonríe ahora y poniendo los ojos casi en blanco advierte que va a referirse a un tiempo ya muy pasado]

Empecé a los 11 años a escribir dos historias: una relacionada con los cómics de Flash Gordon de tema interplanetario y otra del Oeste, pues me enteré de que una editorial de la época pagaba 500 pesetas por ese tipo de novelas. Así que allí me planté con mi libro debajo del brazo. Fueron muy amables pero me advirtieron que podían tardar un año o dos en contestarme así que me fui con mis folios y sin el dinero.

Dos o tres años después comencé a escribir poesía y a partir de los 14 fueron surgiendo relatos y otro de tipo de narraciones un poco más sólidas, pues por entonces ya había descubierto a Conrad y a otros novelistas serios. Rompí todo aquello. No conservo nada de aquel tiempo. Posteriormente, cuando ya tenía en torno a los 18 años, fui con un relato que se titulaba Las monedas a ver a José María Castellet que editaba una revista en Barcelona. Fue muy amable, me dijo que le gustaba mucho y que lo publicaría, pero nunca se llegó a publicar pues la revista cerró muy pronto. Aquella narración, la primera que considero presentable, era la historia de unas monedas que iban pasando de unas manos a otras. Tampoco la conservo porque siempre he ido rompiendo todo.

Así fue hasta Las afueras, que inicié cuando todavía era menor de edad. Tuvo muy buena acogida y considero que es mi arranque real como escritor.

«En cierto modo, mis obras han tenido siempre una preparación muy compleja. Me gusta empezar cuando ya tengo decidido hasta el número de capítulos. Cuando tengo todo eso estructurado empiezo a redactar»

¿Es consciente de ser un escritor muy plástico? ¿Por qué esa necesidad de ubicar a los personajes de su literatura en unos marcos muy definidos?

Agradezco esta observación porque yo también lo pienso así y muchas veces no se me reconoce. Intento que el lector pueda respirar el aire de lo que le estoy contando. El escenario, el paisaje, el lugar son esenciales. En cierto modo, mis obras han tenido siempre una preparación muy compleja. Me gusta empezar cuando ya tengo decidido hasta el número de capítulos. Cuando tengo todo eso estructurado empiezo a redactar. Eso no quiere decir que no crea en la inspiración. Creo en la inspiración. Encontrar la palabra exacta, la palabra adecuada es mucho mejor porque te deja mucho más complacido de lo que habías previsto inicialmente. Estoy de acuerdo con aquello que dijo Hemingway sobre que la novela tiene que ser como un iceberg, que lo visible es una séptima parte del total. Al lector le concierne desentrañar las otras seis partes ocultas. Lo que no se cuenta; lo que está detrás de lo que se cuenta. Creo que eso está presente en todas mis novelas.

Esa filosofía está muy presente en su último libro de ficción, El lago en las pupilas. ¿Lo siente así?

Por supuesto. Este libro plantea la dificultad de conocer la realidad, no solo del pasado, sino también del presente, de lo que está pasando. De cómo pueden pasar las cosas a tu lado y no enterarte.

«Lo que nos cuentan o lo que contamos no es realmente lo que pasó. Solo tiene sentido el presente»

Hay un escepticismo creciente a medida que la literatura de Luis Goytisolo avanza…

No creo que sea exactamente escepticismo. En mis últimas novelas se va confirmando la dificultad de desentrañar el pasado. Doy por imposible saber reconocer lo que pasé. Lo que nos cuentan o lo que contamos no es realmente lo que pasó. Solo tiene sentido el presente. Eso lo estamos viendo cada día. Eso no es una actitud pesimista, es realista. Con respecto a la crisis, por ejemplo, cada uno de los expertos nos da su versión que cambia al día siguiente. Ellos mismos se están desmintiendo constantemente.

Conozco los países árabes. Cuando estuve en Libia, hace solo siete u ocho años, era uno de las naciones más desarrolladas y más vivibles del norte de África. Su renta per cápita era de las más altas de la zona, las mujeres iban sin velo, etc. Y poco tiempo después la situación ha cambiado radicalmente. No creo que sea por la existencia de un dictador, creo que hay más factores, más intereses. Hace unas décadas el mundo árabe era un mundo mucho más apacible, la gente iba o no iba a la mezquita, las mujeres llevaban o no llevaban velo, y ahora creo que, en cierto modo por culpa de occidente, la cosa se está radicalizando cada vez más.

«Hoy pienso que lo que puedas decir en dos palabras, ¿para qué vas a decirlo en tres?»

Es evidente que la serie Antagonía y algunas otras obras suyas requieren un enorme esfuerzo por parte del autor, sin embargo sus últimos libros han ‘adelgazado’. ¿Lo siente así?

Bueno, no creo que tenga nada que ver. No es nada premeditado. Un libro reciente como Diario de 360º es una novela larga. Es verdad que las siguientes son más cortas, pero en cierto modo proceden de aquella. Pero no creo que sea algo premeditado. De todas formas hoy pienso que lo que puedas decir en dos palabras, ¿para qué vas a decirlo en tres?

¿Tiene mucha verdad su ficción?

No tengo intención de documentar nada. Lo que me interesa es plantear qué es. Si, por ejemplo, hablo de la Guerra Civil, me interesa lo que hace que unos vecinos se maten entre sí. Soy consciente de que mis obras son abiertas. Por decirlo de alguna forma, es una ficción llena de interrogantes.

«A menudo la novela expresa la realidad mejor que la historia, incluso que la filosofía o el ensayo»

EL LAGO EN LAS PUPILAS¿Qué aconseja la lectura de su más reciente novela El lago en las pupilas? ¿Por qué conviene hacerlo?

No me atrevo a señalar nada concreto porque lo que diga es lo que me mueve a mí, no al lector. De cualquier forma, siempre pienso en los lectores como personas con inquietudes o preocupaciones. Sé que, desgraciadamente, ese tipo de personas no son en este momento ni muchísimo menos mayoría.

Me gustan los libros que contribuyen a entender el mundo y a entenderte a ti mismo a través del mundo. A menudo la novela expresa la realidad mejor que la historia, incluso que la filosofía o el ensayo. Si alguien quiere enterarse como era la Francia del Segundo Imperio que lea a Balzac. Nadie le dará de una forma más vital la sensación de respirar aquel aire. Es mejor, desde mi punto de vista, conocer la Inglaterra de la época a través de Dickens que a través de los manuales de historia, que pueden ser un latazo. Lo que se cuenta es más verdad. La ficción como algo más sólido. Seguro que con menos datos, pero más vividos.

«La ficción y la novela son organismos vivos que viven en un constante proceso de transformación»

NATURALEZA DE LA NOVELAY de la ficción al ensayo. Con Naturaleza de la novela ha ganado el XLI Premio Anagrama de Ensayo, un libro en el que habla del declive de la novela…

Como he escrito, en el momento actual el género ha dejado de renovarse, de emprender y descubrir nuevos caminos. Con mayor o menor talento, quienes lo cultivan repiten fórmulas ya trabajadas. Dicho esto, también he apuntado que no es imposible que en el futuro alguien publique una novela grandiosa, pero al tiempo en el libro que usted alude afirmo que eso es tan improbable como que de pronto nos encontremos con una partitura nueva comparable a las sinfonías de Beethoven.

 

[Viene de lejos esta visión de quien, como novelista, hace ya décadas declaró sentirse como «un dinosaurio en vías de extinción». Quien dedicó en 1995 su discurso de ingreso en la Real Academia Española a la relación entre cine y literatura bajo el titulo ‘El impacto de la imagen en la narrativa española contemporánea’]

En definitiva, ¿hay que hablar de la muerte de la novela?

No. La ficción y la novela son organismos vivos que viven en un constante proceso de transformación. El riesgo es que se transformen en otra cosa y en este hecho puede influir, por ejemplo, el que se lea en otros soportes. Lo que creo es que lo que está produciéndose y surgiendo en este momento es otra forma de relato.

«Siendo joven hubo una época en que dudaba si ser escritor o pintor»

Siempre se ha confesado muy aficionado al arte…

Siendo joven hubo una época en que dudaba si ser escritor o pintor. El arte me sigue interesando mucho. También la música. El arte es algo que envuelve muchas de las cosas de la vida.

¿Qué está escribiendo en este momento?

Cuando acabo un libro espero algún tiempo y a medida que va apareciendo alguna idea empiezo a escribir. He estado centrado en el ensayo sobre literatura y estoy en el proceso de ir acumulando posibles ideas.

 

[Luis Goytisolo se inscribió ya muy joven entre los grandes con su primera novela, Las afueras. Su nombre se ha convertido en uno de los de mayor prestigio de la narrativa contemporánea, no sólo en español. Es autor de obras fundamentales como Antagonía, Fábulas, Estatua con palomas, Diario de 360º, Liberación, Oído atento a los pájaros y Cosas que pasan. Miembro de la Real Academia Española, ha obtenido, entre otros premios, el Nacional de Literatura y el de la Crítica]