Para aquellos que solían visitar por estas fechas la comarca del Levante almeriense, para quienes todavía no tienen la suerte de conocerla y para que todos podamos viajar quedándonos en casa les ofrecemos este vídeo, fruto del libro Viaje al Levante almeriense. La Axarquía, otras poesibilidades (Arráez Editores, 2016) de José González Núñez y Domingo Leiva.

En esta obra, la imagen fotográfica de Leiva no sale al encuentro del relato o el poema de González Ñúñez (Pepe el de Piedad) para dialogar con ellos, o viceversa. En ella, la fotografía y la palabra se muestran como aspectos complementarios (materia y energía, cuerpo y espíritu) de una misma realidad, el fantástico paisaje de esta región almeriense.

El objetivo es compartir una mirada que va más allá de la observación y otorga al paisaje una nueva dimensión, sorprendente, insólita, seductora, con la que reflejar todo el misterio escondido tras un primer vistazo.

Decía Marco Polo que había que viajar pensando “en buscar maravillas”. Y ese es precisamente el espíritu que ha permitido a ambos creadores encontrar en cada rincón del Levante almeriense un lugar único y, al mismo tiempo, el Mediterráneo todo.

En esta Semana Santa no tendremos la oportunidad de ver los amaneceres como hibiscos desde Villaricos o las Playas de Macenas, ni de contemplar los crepúsculos de horizontes superpuestos desde Sierra Cabrera o la playa de Cabo de Gata. Tampoco podremos degustar los maravillosos arroces del Aku-Aku (Mojácar), los gurullos y otras delicias de la cocina almeriense de la Terraza Carmona (Vera) o los platos tan exquisitos como imaginativos de Oro y Luz (Rodalquilar)… Las gentes de espíritu más religioso se verán privadas de los pasos de Huércal-Overa o las “caídas” de Turre, y las de alma más hedonista no podrán tumbarse al sol y zambullirse en las olas de Genoveses, Barronal o Monsul… Habrá que posponer la visita a la Geoda de Pulpí, a los hornos de Lucainena o a los karst de Sorbas… Sin embargo, ay, sin embargo…

Mientras esperamos, como el olmo machadiano, “otro milagro de la primavera”, disfruten, en la medida de lo posible, con este vídeo. Porque los frutales volverán a estallar como los deseos en los sentidos, la primavera se irá gastando de colores y, al cabo de estos días, largos como estaciones, volverán a sonar los timbales de la noche y la carne resucitará… Habrá llegado el verano y florecerá el espliego, se libarán los cuerpos, se abrirán las mentes y se liberarán los sueños de esta pesadilla que nos roba la noche como si fuera el ladrón con “máscara roja” de Edgar Allan Poe.

En este saber, no sabiendo, en este permanente ser condoliente (como duele su ausencia en el diccionario) es necesario aferrarnos a palabras como las del dramaturgo Antonio Buero Vallejo: “Pese a toda duda, creo y espero en el hombre, como espero y creo en otras cosas, en la verdad, en la belleza, en la rectitud, en la libertad; y por eso escribo de las grandes y pobres cosas del hombre, hombre yo también de un tiempo oscuro, sujeto a las más graves pero esperanzadas interrogaciones”.