La Catedral de Burgos es uno de los más bellos monumentos del arte gótico y ha merecido el título de Patrimonio de la Humanidad (1984). Pero, antes que monumento, la catedral es un templo vivo, dedicado al culto y a la oración, que a lo largo de la historia ha ido acogiendo las corrientes artísticas de cada época, para dignificar y solemnizar las ceremonias, la alabanza a Dios y la vida cristiana.