Se trataría de cerca de 200 obras cuya procedencia es analizada por los servicios policiales encargados de la lucha contra el tráfico de bienes culturales, dos semanas después de que la justicia imputase al ex electricista de Picasso por sospechas similares.

El testigo, que fuera empleado de Bresnu durante 22 años y del que solo ha trascendido su nombre, Domingo –de origen portugués–, aseguró a la policía que Maurice y Jacqueline Bresnu «nunca escondieron sus hurtos en privado», y dijo saberlo todo sobre la procedencia de los cuadros.

¿Acusaciones contaminadas?

picasso_en_su_estudioEn el transcurso de un interrogatorio de más de seis horas, este ex empleado de los Bresnu –Maurice murió en 1991 y Jacqueline en 2008– calificó a sus antiguos patrones de «los mayores ladrones de la Francia contemporánea», aunque no disimuló su animadversión hacia ellos, a los que acusa de deberle más de 80.000 euros.

La dificultad para la Policía a la hora de determinar el origen de los cuadros radica en que, aunque algunos están dedicados personalmente a «Nounours» –apodo cariñoso con el que Picasso llamaba a su chófer– muchos no están ni siquiera firmados por el artista.

En cuanto al otro sospechoso, Le Guennec, de 71 años, la investigación arrancó después de que acudiese en 2010 a la familia Picasso para que le ayudasen a valorar un lote de 271 obras inéditas del pintor español que tenía en su poder. La Fiscalía decidió extender las pesquisas a las posesiones de Bresnu, después de descubrirse que el antiguo electricista era uno de los seis herederos del chófer, en tanto que primo hermano de su esposa Jacqueline.

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