En la declaración oficial de la Academia Sueca se destaca “el carácter de una obra marcada por la conmovedora descripción de los efectos del colonialismo y de la suerte de los refugiados, en el abismo entre diferentes culturas y continentes”.

Una vez más vuelven a quedarse en el banquillo sin pisar el terreno de juego consolidados creadores. Nombres que logran que, a través de los libros, la vida sea un espacio mejor para millones de lectores. Porque la realidad es que Gurnah no figuraba ni remotamente en los circuitos que suelen preceder al anuncio oficial.

El nuevo Nobel de Literatura es autor de 10 novelas de las que sólo se han traducido al español tres: Precario silencio y Paraíso, una interesante narración que fue en su día nominada al Whitebread y al Booker Prize, y la más reciente En la orilla (Poliedro, 2003). Por cierto, las dos primeras novelas mencionadas fueron publicadas por el desaparecido El Aleph y, en consecuencia, están descatalogadas.

Se daba casi por seguro tal o cual creador, pero a este profesor emérito de la británica Universidad de Kent, la noticia -con los 985.000 euros que conlleva- , le ha pillado tan de sorpresa como a casi todos. Quienes deciden la elección han destacado que sus libros se alejan de las descripciones estereotipadas y abren la mirada a una África culturalmente diversa y muy poco o absolutamente desconocida para la mayor parte del mundo.  

Nacido en 1948 en Zanzíbar, Gurnah desembarcó en Reino Unido en los años finales de la década de 1970 huyendo de la persecución a las que eran sometidas en su país las minorías musulmanas.

Abdulrazak Gurnah ha centrado la práctica totalidad de su obra, novelas y ensayos, en el relato y análisis de la herencia colonial huyendo de los tópicos al uso porque, como el propio autor repite: “Relacionarte con ese legado y abrazar algunos aspectos sin perderte es complejo y necesario, porque en lo más profundo se trata de un discurso que empequeñece tu cultura colonizada”. La India y el Caribe han sido también centro de su escritura sobre los ecos del colonialismo.