Para esta exposición, que forma parte del Festival Off PHotoEspaña, se ha llevado a cabo una selección de obras –diversos collages intervenidos con fragmentos de textos, una escultura realizada con espejos rotos y una composición escultórica de neones– que se inician con piezas de finales de la década de los setenta y concluyen con otras absolutamente recientes. 

Incisiva y argumental

Sin embargo, esto no quiere decir que exista un punto de vista retrospectivo frente a la obra expuesta, sino que la propia producción de Klein supone una constante revisión y reformulación de elementos y conceptos perennes en su obra. Muchas de la piezas están realizadas (y por tanto fechadas) a lo largo de varios años, lo que demuestra esa intención incisiva y argumental, casi narrativa, sobre diversos asuntos que atañen de forma directa a sus composiciones: la obra como caldo de cultivo de múltiples reflexiones, como lugar donde se depositan los puntos de vista cambiantes a lo largo del tiempo y como espacio histórico irremediablemente incompleto que recibe paulatinamente nuevas interpretaciones, terminando por configurar un extenso significado temporal de cada una de las piezas.

A través de textos e impresiones sobre papeles fabricados a mano, Astrid Klein ha conjugado desde principios de los setenta dos lenguajes paralelos que posibilitan la apertura de un discurso hermético y estéril hacia terrenos más complejos y multidisciplinares convirtiendo y enriqueciendo las imágenes escogidas en reflexiones y análisis filosóficos, literarios o políticos, donde el texto formula nuevas vías respecto al discurso preestablecido de las propias imágenes.

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Voyeurismo, fetichismo…

Los textos, lejos de ser una explicación redundante del imaginario de Klein, suponen una forma de trasgresión frente a la hegemonía de lo dominante, donde solo una única interpretación de imágenes claves de nuestra cultura visual parece viable. En este sentido, los textos, su tipografía y su visibilidad en el marco de la imagen constituyen en sí mismos una forma estética que cuestiona los valores establecidos de los distintos lenguajes y su verdadera función en el campo de lo artístico.

Pero no solo los collages y los textos muestran esas paradojas de lo visible, lo impuesto y lo expuesto, sino que los neones y las piezas de espejos rotos inciden también sobre esos mismos temas abriendo interrogantes acerca del papel de la identidad y del sujeto, utilizando el espejo, tal y como sostenía Jacques Lacan, como formador de la función del yo. Así, Klein genera imágenes fragmentadas a veces parcial y otras totalmente, reflejando en sus diversas tipologías de obras una realidad quebrada por la sucesión de experiencias que hablan de rupturas, desdoblamientos, poder, autoridad, hegemonía e historia en base a un reflejo que cuestiona al sujeto. Bien revisitando lugares comunes de la cultura visual como pueden ser algunos fotogramas emblemáticos de la historia del cine, o bien mediante la incorporación de elementos singulares en sus piezas, Klein discurre sobre el vouyerismo, el fetichismo, el objeto de deseo o el sistema patriarcal en la relación entre autor y espectador.

Madrid. Astrid Klein. Galería Heinrich Ehrhardt.

Del 10 de mayo al 30 de junio de 2012.