Fue en 1969 cuando sus padres, Gemma Cuervo y Fernando Guillén, la representaron por primera vez en España. Ahora, Cayetana les rinde homenaje ofreciéndola de nuevo al público.

Traer El malentendido a España no ha sido fácil. La hija de Albert Camus, propietaria de los derechos, no los cede a la ligera. «Tuve que explicarle que somos una familia seria», cuenta divertida Cayetana Guillén Cuervo cuando explica cómo ha logrado que la obra se represente una vez más sobre las tablas españolas.

El malentendido cuenta la historia de un viajero que llega al hotel apartado que regentan su madre y su hermana, de las que ha estado separado durante muchos años. Su plan es observarlas y darles una sorpresa en el caso, más que probable, de que no le reconozcan dado el tiempo transcurrido. Les trae la felicidad.

Pero estas mujeres llevan años asesinando a los clientes solitarios que se alojan en el hotel para robarles y reunir el dinero suficiente que les permita escapar de su destino en un país sin futuro. Tras asesinar al nuevo huésped se desvela el enigma: han asesinado al hijo/hermano que regresaba al hogar.

Un hecho real

El malentendido parte de un hecho real que conmueve profundamente al autor, un hombre de teatro que rápidamente comprende las posibilidades escénicas de la historia, escribe la obra y la estrena. Incluso la dedicatoria con la que aparece editada («A mis amigos del Théâtre del Équipe») da una idea del vínculo que Camus tiene con las gentes del teatro, un arte que cree liberador, vinculado con la esencia del ser humano y capaz, eficaz frente a la inercia de nuestra vida civilizada.

Camus marca a una generación con su manera de escribir, cruda y poética, y propone un teatro que deja en el aire cuestiones de una trascendencia dolorosa en aquel momento. Hoy, al volver a escuchar sus obras, asusta lo trascendentes que siguen siendo dichas cuestiones a través de la óptica de este autor.

Después de trabajar a un autor como Camus se comprende que la mayor parte de las veces se banaliza cuando se habla de la actualidad de un texto, y que lo importante, a la hora de la verdad, es esa inexplicable intensidad, esa extraña belleza que nos atrapa y nos transforma, haciendo del tiempo transcurrido una ventaja más que un inconveniente.


Cayetana Guillén Cuervo sobre la obra

El malentendido es un libreto de Albert Camus para el teatro con el esquema clásico de una tragedia. El autor incluyó esta pieza en lo que llamó ciclo del absurdo junto con El extranjero, Calígula y El mito de Sísifo. En esa trilogía reflexionaba sobre lo absurdo de la condición humana.

La obra se presentó en España en 1969, en el Teatro Poliorama de Barcelona, con Gemma Cuervo y Fernando Guillén dirigidos por Adolfo Marsillach, en un reparto en el que estaba también María Luisa Ponte. Una joven María Casares había estrenado la obra en el Théâtre des Mathurins en París, en 1944, con Francia ocupada por el ejército nazi, y las funciones se habían vivido como metáfora y como transposición. Porque en El malentendido están todos los grandes temas camusianos: la ausencia de dios, la soledad del ser humano, la añoranza de un lugar en el Sur donde el mar y el sol gobiernan implacables sobre todas las cosas, la paralización de los sentimientos que permite continuar viviendo en un mundo hostil, la condena.

Jan regresa al hogar familiar veinte años después de haberlo abandonado. En ese intervalo de tiempo se ha casado y vuelve con su mujer. Quiere ser reconocido por sí mismo, sin identificarse, y con esa determinación acude, solo, a pedir alojamiento en la pensión que regenta su madre con su hermana Marta. A una pensión en la que esas mujeres asesinan a los huéspedes para apoderarse de sus bienes.

Ellas no le reconocen. Sobre ese malentendido, el espectador se adelanta para reflexionar sobre un mundo donde la moral ha desaparecido y se ve obligado a recomponerla de nuevo a toda prisa, durante la función, teniendo en cuenta los sentimientos y circunstancias de los personajes. A crear una nueva ética para poder seguir viviendo fuera de la sala. Una reflexión muy actual.

El hecho de que un personaje marginal precipite como el eje sobre el que gira la función –y el mundo– le da al final una vuelta de tuerca –reveladora– de gran intensidad. He obtenido de los herederos del legado de Albert Camus el derecho exclusivo para representar El malentendido en España. Quiero hacerlo como homenaje a mis padres, para conmemorar el centenario del nacimiento del Premio Nobel de Literatura francés que se cumple el próximo año, para plantear un interrogante a la sociedad”.

Cayetana Guillén Cuervo