La retrospectiva muestra el grueso de la donación, con una selección de más de 60 ambrotipos y ferrotipos realizados a través de procedimientos históricos del siglo XIX y XX por la asociación cultural barcelonesa, el primer colectivo europeo en retomar el carácter experimental de la fotografía de los primeros tiempos para explorar nuevas vías creativas y producir una propuesta artística innovadora y comprometida con la actualidad. Con su donación, el Museo se ha consolidado como el centro de arte con la mayor colección de ambrotipos contemporáneos del mundo.

Israel Ariño, Martí Llorens, Xavier Mulet, Rebecca Mutell y Arcangela Regis fundaron AtelieRetaguardia en 2007 en Barcelona y durante cinco años se dedicaron al estudio, la docencia y la práctica artística de la fotografía. La asociación profundizó en los orígenes del medio para producir propuestas desde una perspectiva crítica y plural, acorde con el panorama fotográfico del siglo XXI. “Ha sido un reto y un ejercicio muy interesante retomar el proyecto y mirarlo con una cierta distancia y desde otra perspectiva”, explica Rebecca Mutell.

Extraño y fantasmagórico

La exposición incluye el proyecto Barcelona Expedición Heliográfica, que aborda el paisaje urbano contemporáneo a partir de una mirada del siglo XIX, fotografiando la ciudad a través de la técnica del ambrotipo –positivo directo de colodión húmedo sobre placa de vidrio–, en desuso desde finales del siglo XIX. La retórica formal propia de esta técnica, cuyos largos tiempos de exposición vuelven invisibles a las figuras en movimiento, hace que el espacio actual conocido se manifieste como extraño y fantasmagórico.

“Este proyecto es el eslabón perfecto para entender cómo se transfiere la fotografía desde el siglo XIX hasta la actualidad”, afirma Rafael Levenfeld, miembro del Comité de Dirección Artística del Museo.

Otra serie de la muestra es Apollo Epikouros, producida en colaboración con el British Museum y la Facultad de Bellas Artes de Barcelona, y que ofrece una larga mirada al friso del templo de Apollo Epikouros de Bassae (Grecia), conservado en la actualidad en el museo londinense.

Sus fotografías también se hicieron a través del ambrotipo y remiten a las expediciones del siglo XIX, en las que arqueólogos y fotógrafos viajaron a documentar los restos de la Antigüedad clásica. Estos restos han perdido el vínculo con su espacio originario, por lo que su lectura y representación fotográfica plantean retos diferentes. “Queremos reivindicar el proceso fotográfico. Nuestras fotografías no son antiguas sino contemporáneas”, destaca Martí Llorens.

Investigación y creación

AtelieRetaguardia se convirtió en un espacio para la producción artística, la formación y la investigación. La práctica fotográfica se entendió desde un punto de vista que incidía en la reflexión sobre el proceso: se trataba de trabajar y combinar distintos procedimientos para ampliar los recursos de expresión en el campo de la creación fotográfica. Para compartir y difundir su trabajo, el grupo organizó distintas actividades, cursos y talleres, adaptando a cada caso los formatos y contenidos. La investigación resultó esencial para poder llevar a cabo todo ese trabajo creativo y docente, y por ello reunieron una biblioteca especializada, así como una pequeña colección de artefactos fotográficos y ópticos del siglo XIX.