Su comisario, Alfonso de la Torre, ha estructurado la muestra en torno a siete capítulos que evolucionan de manera cronológica para descubrir la constante evolución e investigación de Alexanco: Movimientos, 1964-1969; Centro de Cálculo de la Universidad de Madrid-Seminario Generación Automática de Formas Plásticas, 1968-1973 [Infinitud y procesos]; Soledad Interrumpida [ Y sonora ], 1971-1980; Ejercicios, 1970-2019 [A la búsqueda de nuevos signos]; Décimos, 1998-2018 [Otra vez el tiempo]; Constitución, 1978 [Alfabeto Alexanco: el imperio de los signos] y Lecturas al azar, 1977-2019 [Destruir-construir].

Este recorrido confluye en la obra audiovisual en la que ha trabajado durante años y que considera una síntesis de su ser como artista: la pieza fílmica y sonora Percursum (1964-2020), con música de José Tejera Osuna.

Como explica De la Torre, «a través de esos capítulos puede contemplarse cómo su quehacer está imbuido en un cierto vislumbrar misterioso, enfrentado Alexanco a un mundo de investigación permanente, un universo presidido por la presencia de una constante tensión, comprendiéndose algo escrito por él definiendo el término movimiento, lugar de origen de sus búsquedas: ‘alteración, inquietud, conmoción’. Artista independiente y entrópico, creador desde lo que Amón llamó una “naturaleza segunda de sus libres interpretaciones”, dicha naturaleza devino una tensión que otorgaría una extraordinaria complejidad a su fértil quehacer. Elogiando tanto la persistencia como la fragilidad, Alexanco parece quedar tentado por el temblor erigido por una misteriosa voz propia alterada o levemente transformada. Mas también por la palabra jamás pronunciada».

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Visitas guiadas. Viernes 16, 23 y 30 de octubre a las 18.00 y 19.15 h. ¿Quiere inscribirse?

Rara avis

'José Luis Alexanco. Ejercicio temporal'. Foto: Guillermo Gumiel.

José Luis Alexanco. Ejercicio temporal. Foto: Guillermo Gumiel.

Alexanco  es un artista poliédrico y muy personal, con una obra muy difícil de clasificar. Se aúnan en él la soledad de la creación con un carácter activista, como demuestran su papel esencial en los Encuentros de Pamplona (1972), las realizaciones fílmicas o la creación mostrada en Soledad Interrumpida (1971-1980), o bien en presencias públicas como su dedicación a la Edición Príncipe de la Constitución Española (1978), devenida pretexto para nuevos vuelos sígnicos.

Desde sus inicios, en los años 60, su obra se aleja de todo el arte español del momento, reaccionando contra todo lo vigente: figuración en tentativa de disolución, preocupación por la narración de una nueva dimensión espacio-temporal y una serie de obras abiertas al mismo pintor.

Su aspecto de rara avis dentro del panorama artístico se acentuó por su trabajo en el Centro de Cálculo de la Universidad de Madrid (1968-1973), donde realizó esculturas de metacrilato con un aire blando, generadas desde la investigación por ordenador.

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