Desde la Antigüedad, la música tiene atribuida la capacidad de expresar emociones y conmover al oyente. Pero fue en los siglos XVII y XVIII cuando se llevó a cabo un estudio más detallado de las conexiones entre el arte de los sonidos y la expresión de las pasiones. El tratado Las pasiones del alma (Les passions de l’âme) de René Descartes (1649) sirvió como fundamento teórico en el que encontrar un catálogo limitado de pasiones estereotipadas susceptibles de ser representadas: la admiración, el amor, el odio, el deseo, la alegría y la tristeza son las seis pasiones primarias de las que derivaban todas las demás.

En su afán de lograr la conmoción del oyente, los compositores del Barroco acudían a la retórica, una disciplina milenaria que había ofrecido a los oradores los medios técnicos destinados a excitar los ánimos de su auditorio. Autores como Bach trasladarán al ámbito musical los recursos retóricos que autores como Quintiliano habían descrito en sus tratados.

Cada uno de los conciertos de este ciclo se basa en una de las pasiones del alma enunciada por Descartes y explora los repertorios que las imitan. El último concierto expone la Ofrenda musical de Bach, compuesta según algunos estudiosos siguiendo fielmente la Institutio oratoria de Quintiliano, el tratado de referencia para el estudio de la oratoria durante la Edad Moderna.

Admiración

La admiración es una súbita sorpresa del alma que hace a esta considerar con atención los objetos que le parecen raros y extraordinarios, según Descartes. En la música esta pasión encontró acomodo en los repertorios virtuosísticos para violín del siglo XVII, que tienen su fundamento en el deseo de sorprender al oyente, enfrentado a obras cuya enorme dificultad provoca admiración.

Durante décadas se mantuvo indeleble el pasmo que provocaron las Sonatas Op. 5 (1700) de Corelli, tenidas como modelo de escritura instrumental emancipada. Otro paradigma musical de lo admirable son las Sonatas del Rosario de Biber, tanto por su temática de carácter sobrenatural, como por su plasmación musical repleta de insólitos recursos técnicos como la scordatura. Unas y otras protagonizan este concierto, que inaugura el ciclo Las pasiones del alma.

Programación

  • 30 y 31 de octubre. Admiración. Obras de Heinrich Ignaz Franz Biber y Arcangelo Corelli. Presentación de Luis Gago. Con Daniel Sepec (violín); Hille Perl (viola da gamba); Lee Santana (tiorba).
  • 27 y 28 de noviembre. Amor. Obras del Barroco italiano. Presentación de Tess Knighton. Con Raquel Andueza y La Galanía.
  • 29 y 30 de enero. Tristeza. Concordia Viol Consort. Presentación de Sergio Pagán. Con Lachrimae, or Seaven Teares de John Dowland.
  • 19 y 20 de febrero. Deseo. Obras anónimas y de Antonio Cesti, Giovanni Girolamo Kapsberger, Luigi Rossi, Alessandro Scarlatti y Alessandro Stradella. Presentación de Stefano Russomanno. Con Ensemble Arte Musica: Francesco Cera (director) y Damiana Pinti (mezzosoprano).
  • 18 y 19 de marzo. Alegría. Johann Sebastian Bach y Dietrich Buxtehude. Presentación de José Luis Téllez. Con Raúl Prieto (órgano).
  • 29 y 30 de abril. Furia. Obras anónimas y de Antonio Cesti, Giovanni Girolamo Kapsberger, Luigi Rossi, Alessandro Scarlatti y Alessandro Stradella. Presentación de Juan Lucas. Con Ensemble Cordevento: Erik Bosgraaf (director y flauta de pico).
  • 27 y 28 de mayo. Bach interpreta a Quintiliano: la retórica musical. Ofrenda musical BWV 1079 de Johann Sebastian Bach. Presentación de Luis Robledo. Con Ensemble Da Kamera.