Mente infatigable, pionero en el uso de las nuevas tecnologías aplicadas a la danza, ha dedicado a este arte toda su vida hasta sus últimos días, en los que trabajaba en nuevos proyectos que incluían la innovación de sus programas informáticos sobre la captura del movimiento que emplean coreógrafos de todo el mundo y que él utilizaba en todas sus creaciones desde 1991.

Padre del baile moderno

Nacido el 16 de abril de 1919 en Centralia (Washington), Cunningham dinamitó desde los años 50 los códigos del ballet: el bailarín no se desplaza hacia el centro del escenario; él es el centro. Además, con la colaboración de John Cage, su pareja en la vida real, liberó la danza de la música, del decorado y de la narración.

Hijo de un abogado, estudió entre 1937 y 1939 en la Cornish School de Seattle y fundó su compañía en 1953, con la que creó más de 200 piezas. La fama le llegó antes en Europa, concretamente en París, que en su tierra. Aunque, junto a Martha Graham y George Balanchin hizo de Nueva York la capital mundial de la danza.

Hasta que cumplió los 70 años estuvo sobre un escenario en solitario con su compañía. En 1989, con los 80 ya cumplidos, bailó un dúo con Mikhail Baryshnikov en Nueva York. El pasado mayo, su compañía estuvo en el Museo Reina Sofía para exhibir uno de sus ‘event’, una pieza de arte efímera, y en el Festival Madrid en Danza.