Desde que yo era bien pequeña me llevan a pasar tiempo en su casa. Me gusta estar allá porque hay frutas y un patio grande que por las mañanas se llena de gallinas, patos, guanajos y palomas, muchas palomas, que bajan a comer junto con las gallinas cuando abuela las llama con un sonido cómico. También hay un camino, el camino real le dicen, que es todo de arena con marcas muy hondas de las ruedas de los tractores, cuando llueve el agua corre como un río, a mis primas y a mí nos gusta bañarnos en él, la abuela no nos deja; pero abuelo siempre nos da permiso, se pone a mirar cómo nos bañamos y luego nos acurruca para quitarnos el frío.

Todos los días, después de la comida nos sentamos en el patio, para hacer la digestión, dice mi abuelo, pero su digestión es bien ruidosa, recuesta un taburete a la pared y empieza a tirarse bombas, todos se ríen, es tan fuerte el ruido que hasta los vecinos lo escuchan aunque viven lejos, ¡ah!, pero eso no es lo peor, lo peor es que apestan como el nido de la gallina cuando fui con mi abuela a recoger huevos y se había roto uno.

 − Esta maldita gallina ya engüeró los huevos− dijo mi abuela.

Así de feo huelen sus bombas. Abuela cuida al abuelo como a un bebé, si siente que le va a dar la gripe, dice:

− Vieja, hazme un caldo de pichón, de esos que me ponen fuerte como un toro, que tengo el cuerpo cortao.

Yo no le veía la herida, pero no se puede contradecir a los mayores, entonces ella va a la casita de las palomas, agarra una de las que casi no saben volar y la mata, pobrecita la paloma. Mientras, él se queda en la cama, acostado con una de sus nietas más pequeñas delante, ahora soy de las más pequeñas y me toca estar en su cama acompañándolo pues se siente enfermo. Yo no tenía sueño, pero él me dijo que me quede, entonces sentí que me puso como un palo entre las piernas y se movía despacito, debía ser un palo sin cáscara, igual que el de la mata de guácima que abuela corta y pela para ponérselo a la escoba, que es suave y resbaloso.

− Quédate tranquilita, no te muevas y cierra los ojitos, para que tu abuela crea que estás dormida, si no te va a pegar con el cinto−. No sé bien lo que pasaba, pero lo obedecí, no se puede contradecir a los mayores.

Esto volvió a pasar muchas veces. Hasta que un día vi que tenía en su cama a una de mis primas, menor que yo. Desde entonces sólo me cargaba en sus piernas, pero igual, sentía algo duro a través de su pantalón, yo me movía porque eso me molestaba.

− ¡Como pesa esta niña! −decía y me acomodaba como estaba nuevamente. Nunca le dije a nadie, pues nos decían que había que respetar a los mayores y que los niños hablan cuando las gallinas mean. Un día le dije a mi abuela que una gallina se había hecho pipí en la sala, ella me miró burlona y me dijo «será que se cagó, porque las gallinas no mean». En otra ocasión vi como mi abuela le daba una tremenda paliza a mi primita con el majá cabeza de hierro, le pregunté a mi abuelo y me dijo:

− ¿Viste?, eso es por estar inventando cosas de los mayores, así que mejor es quedarse calladita.

Ha pasado el tiempo, ya no visito tanto a mis abuelos, pues tengo que ir a la escuela, ahora sólo voy en las vacaciones. Las pasadas fui una mañana al corral para ver como abuelo ordeñaba a las vacas. Las amarraba bien cortico a un tronco para que no se movieran, luego ponía un cubo debajo, se sentaba en un banquito, les apretaba muy duro las tetas con sus manos inmensas y cara de felicidad, la leche salía a chorros. Pobres vacas, eso les debe doler.

− Mira, me dijo, pronto tú vas a tener las teticas así de grandes y rosadas como esta vaca.

Desde entonces todos los días me miro al espejo, no quiero que me crezcan, pues tengo miedo de que mi abuelo me haga como a las vacas. Yo creo que abuela es la culpable de que mi abuelo sea así, por darle tanto caldo de pichón.

Más sobre el II Premio de Cuentos Breves Maestro Francisco González Ruiz

El gran número de autores innovadores y la gran calidad del cuento español en el panorama literario contemporáneo es un fenómeno reconocido tanto por la crítica especializada como por los aficionados a la literatura en general y a la narrativa breve en particular. Con el objetivo de promover y difundir este género, hoyesarte.com, primer diario de arte y cultura en español, con la colaboración de Arráez Editores SL, convocaron la segunda edición del Premio Internacional de Cuentos Breves Maestro Francisco González Ruiz, dotado con 4.000 euros y cuyo plazo de presentación de relatos concluye el 7 de julio de 2021.

Durante la fase previa, cada semana el Comité de Lectura seleccionará el relato que, a juicio de sus miembros, sea el mejor entre los enviados hasta esa fecha. El relato seleccionado se publicará posteriormente en hoyesarte.com. Este procedimiento se repetirá cada semana, durante las 27 semanas (tantas como las letras del abecedario de la lengua española) comprendidas entre el 2 de enero de 2021 y el 7 de julio de 2021. Durante la fase final, el jurado elegirá de entre las obras seleccionadas en la fase previa cuáles son las merecedoras del primer y segundo premio y de los dos accésits.

¿Quiere saber más sobre el Premio?

¿Quiere conocer las bases del Premio?

Fechas clave

Apertura de admisión de originales: 2 de enero de 2021

Cierre: 7 de julio de 2021

Fallo: 6 de agosto de 2021

Acto de entrega: 21 de agosto de 2021