No existe nada igual. TEFAF Maastricht es actualmente la feria de arte y antigüedades más importante del mundo, y lo es porque en ningún otro lugar se puede ver, por citar algunos ejemplos, una obra de Joan Miró bajo el mismo techo que otra de Jean Del Cour, un lienzo de Lucio Fontana al lado de una figura yemení de la edad de bronce o, más insólito todavía, a Jaume Plensa compartiendo pared con pintores del XVI.

La potencia de la feria se mide en grandes detalles, como los más de 200 “picassos”, entre pinturas, dibujos, bocetos y esculturas, que se ponen a la venta cada año; las esquinas aparentemente secundarias con impresionantes dibujos de Klimt, Kandinsky o Chagall; las rompedoras fotografías de David Lachapelle situadas junto a bustos romanos o reliquias egipcias de incalculable valor histórico, o los manuscritos iluminados inéditos a la venta a muy pocos metros de obras de Monet, Van Gogh o Rembrandt. Es TEFAF el mayor espectáculo del arte, donde cada año, al llegar la primavera, se dan la mano los más prestigiosos comerciantes de todo el mundo con los compradores más adinerados, inversores millonarios y directivos de los mejores museos e instituciones del mundo.

Lo que empezó en 1975 como una humilde bienal denominada Pictura Fine Art Fair, especializada en pintura antigua –sobre todo de maestros flamencos– y escultura medieval, se ha convertido en una feria de referencia, absolutamente elitista, gracias al riguroso proceso de selección de las galerías invitadas y a un exhaustivo control de calidad de cada una de las obras que, antes de ser expuestas, son analizadas minuciosamente por 150 expertos de reconocido prestigio que certifican su autenticidad, origen, calidad y buen estado.

Lo mejor de lo mejor

De todos los galeristas y anticuarios que existen en el mundo, sólo 239, procedentes de 15 países distintos, han sido seleccionados e invitados a participar en su XXII edición. La gran mayoría provienen del Reino Unido, Países Bajos, Alemania, Francia y Estados Unidos, que juntos componen el núcleo principal de la feria; seguidos de un segundo grupo, formado por Bélgica, Suiza, Italia y España, y, en último lugar, otro compuesto por Argentina, Portugal, Austria, Mónaco, Canadá, China, la República Checa y Japón.

Para cualquier expositor, el mero hecho de ser seleccionado e invitado a Maastricht garantiza, de antemano, un gran prestigio y reconocimiento internacional que compensa, con creces, la importante inversión que supone acudir a esta significativa cita –unos cien mil euros sin contar la aportación de cuarenta mil euros que deben realizar a la Fundación TEFAF los participantes seleccionados por primera vez–.

Las invitaciones tienen un carácter anual, es decir, nadie tiene el puesto garantizado para futuras ediciones, ya que cada año esta fundación realiza un amplio estudio de las solicitudes recibidas, cuyo único objetivo es seleccionar las mejores galerías para que presenten las obras de mayor calidad, sin tener en cuenta épocas o estilos y, de esta forma, conseguir una excelente variedad que, con toda seguridad, es el mayor atractivo de esta feria.

Entre la pieza más antigua y la más moderna puede llegar a existir una diferencia de más de seis mil años de historia, por lo que el Palacio de Congresos y Exposiciones de Maastricht (MECC) se divide en diferentes secciones que facilitan la visita al espectador: 1. Antigüedades y Obras de Arte; 2. Pintura, Dibujos y Grabados; 3. Arte Moderno; 4. Antigüedades Clásicas y Arte Egipcio; 5. Manuscritos Iluminados, Libros Raros y Mapas; 6. Joyería; 7. TEFAF Showcase –un espacio para los marchantes más jóvenes– y, por último, 8. TEFAF Design, una nueva sección dedicada al diseño y a las artes aplicadas del siglo XX que se presenta este año por primera vez.

Obras y cifras únicas

Este año, como los anteriores, los galeristas que participan en TEFAF volverán a aprovechar al máximo el magnífico escaparate de Maastricht para formalizar importantes ventas, muchas de ellas de gran repercusión mediática.

Entre las piezas más destacadas se encuentra Jardín de Hospital Saint-Paul, que será ofrecido por 25 millones de euros por la gallería Dickinson, con sede en Londres y Nueva York. La pintura, que muestra los descuidados jardines del hospital psiquiátrico de Saint-Paule-de-Mausole, ha estado en manos de una colección privada en Suiza desde 1963 y ha sido expuesta tan solo tres veces desde entonces.

Bernheimer-Colnaghi de Múnich y Londres mostrará una obra maestra de Lucas Cranach el Viejo, titulada David y Bathsheba, que sale a la venta por un precio de más de 5 millones de euros. 

Por su parte, la galería Daniel Blau de Múnich sacará a la venta por 3,8 millones de euros la obra de Andy Warhol Autorretrato en luz negra, perteneciente a la serie de Autorretratos con Peluca Electrizada, realizada por el artista estadounidense en 1986. Asimismo, una estatua egipcia que representa a una sacerdotisa de Amun, realizada en bronce y datada entre los años 945 y 715 a.C. viajará a Maastricht gracias a la galería neoyorquina Royal-Athena, que ofrecerá la pieza por 2,9 millones de euros.

En su última edición, los resultados fueron sobresalientes, nada fácil teniendo en cuenta que el valor total de las piezas expuestas superaba, sin contar con las firmas de joyería contemporánea, los mil millones de euros.

Tres firmas españolas han sido seleccionadas entre las 239 galerías y anticuarios más importantes del mundo para esta edición. Una de ellas, Caylus Anticuario, tiene su sede en Madrid y se dedica principalmente a la pintura española comprendida entre el período gótico y el romanticismo y a la obra de pintores italianos de la época barroca relacionados con España. López de Aragón, también en Madrid, está especializada en pintura europea del Siglo de Oro y en artes ornamentales del período clásico. Por último, Luis Elvira, firma de Oropesa del Mar especializada en hierro forjado y arte medieval, fue en 1992 el primer expositor español de la feria.

 

Mucho más en Maastricht

En Maastricht todo gira en torno a TEFAF. Los hoteles reservan sus mejores habitaciones, los restaurantes presentan los menús y salones más apetecibles, las empresas de transportes y servicios ofrecen los coches más distinguidos y las tiendas de souvenirs suministran sus almacenes con todo tipo de recuerdos y regalos típicos de los Países Bajos. Sólo durante los diez días que dura la feria, esta pequeña ciudad holandesa de quinientos mil habitantes, fronteriza con Bélgica y Alemania, recibe la visita de más de setenta mil personas, en su mayoría inversores o coleccionistas, que disfrutan del gran espectáculo del arte ofrecido por la capital de Limburgo.

En torno a este acontecimiento cultural y económico se ha configurado toda una red de exposiciones, ferias secundarias y muestras de gran relevancia artística y cultural. Un claro ejemplo de este desarrollo es la celebración, exactamente en las mismas fechas que TEFAF, de la III Edición de la Art Fair Sculpture Hihghlights Maastricht, cuya sede, La Bonbonnière, es el teatro más antiguo de los Países Bajos –del siglo XVIII–, un escenario privilegiado para esta iniciativa que reivindica un papel más destacado en el mercado del arte para la escultura, especialidad relegada generalmente a segundos planos. La presencia española en este caso corre a cargo de Lorenzo Martínez (Madrid) y Monsalve (Madrid) –entre otros– en la sección de escultura de la Alta Época, Félix e Hijo (Sevilla) en arqueología, e Itálica (Madrid) en arte oriental.

A muy pocos metros de La Bonbonnière, se encuentra la Iglesia de San Juan, un marco de lujo para acoger otra feria, la Maastricht Antiquarian Book & Print Fair 2009, de menor repercusión mediática pero que completa el magnífico panorama artístico y cultural presente en la ciudad de Maastricht durante la celebración de TEFAF.