Los datos señalan que actualmente alrededor de un 53% de los varones preparan alguna de las comidas del día y que, en los últimos 50 años, el tiempo medio que dedican a la cocina ha pasado de 5 a 27 minutos diarios.

El sondeo, como casi siempre ocurre en nuestra sociedad de consumo, surgió gracias una acción de marketing promovida por una empresa de alimentación, Pur Asia, que estaba planificando el lanzamiento al mercado de un nuevo producto dirigido fundamentalmente a hombres, para lo cual el pasado año encargó a la consultora un estudio de mercado acerca de hombres, comida y cocina, esperando descubrir si estos estaban cocinando más, por qué lo hacen y qué motiva esos deseos.

Y de la investigación nació el nuevo concepto: Los Gastrosexuales. Hombres de entre 25 y 44 años, profesionales (pero no de la cocina) bien situados, con un estilo de vida elevado que les permite comprar buenos vinos e ingredientes exóticos con los que poder desplegar sus habilidades en los fogones. De hecho, les encanta cocinar y compartir la comida, especialmente con sus parejas.

Convencidos de que toda su atracción está basada en las maravillas culinarias que son capaces de hacer, están deseando llegar a casa para cocinarle a su chica, con la esperanza puesta en que quede extasiada cuando les vea aparecer con su delantal de diseño y su pirata de fantasía en la cabeza, como si fueran una reencarnación local del mismísimo Ferrán Adriá o de Sergi Arola, si son mas rockeros.

Y es que una buena cena preparada en un escenario íntimo, con un plato rico, original y bien presentado, con un buen vino, a ser posible de una denominación de origen rara de la que hablen mucho las revistas especializadas y una suave musiquita chill de fondo, son, en principio, elementos clave e infalibles para poco después acabar donde uno había planificado desde el principio, que suele ser la cama.

En definitiva, el estudio deja bien patente que si hace unos años estaban de moda los Metrosexuales – a los que no se les podía mirar sin que se rompieran en pedazos – y los Metroemocionales – a los que no había quien aguantara de puro palizas – ahora esos personajes han pasado a la historia por obra y gracia de los recién incorporados Gastrosexuales, con los que al menos sus parejas ocasionales puede que hayan  ganado en algo: en lugar de salir de la cita oliendo a puro Reflex o con la cabeza hinchada como un bombo, las afectadas saldrán, sin duda, con una buena cenita en el cuerpo. Buen provecho, amigas.