Los primeros pasos

Sus primeros escarceos en el oficio los realiza como camarero en una taberna llamada "Los Tres Caracoles" sirviendo comidas, donde en poco tiempo llega a ser responsable de la cocina, abandonando el taller del maestro Verrocchio donde prestaba sus servicios como especialista en “figura humana”.

En esta nueva aventura intentó revolucionar la cocina tradicional creando platos primorosamente presentados con pequeñas porciones de comida sobre, por ejemplo, pedacitos tallados de polenta, cosa a la que no estaban acostumbrados sus conciudadanos, que gustaban comer hasta atiborrarse, lo cual provocó tal escándalo que tuvo abandonar el local para volver a dedicarse a la pintura.

Al cabo de un tiempo, vuelve de nuevo a las andadas gastronómicas, pero esta vez abriendo con su amigo Botticelli, el gran pintor, su propio local, al que llaman “La Enseña de las Tres Ranas de Sandro y Leonardo”, adornado en la fachada con dos magníficos lienzos pintados por cada uno de ellos.

Pero nadie entraba en la taberna, porque nadie quería pagar por una anchoa y una rodaja de zanahoria perdidas en una fuente, por más ingeniosamente que estuvieran dispuestas y, como es lógico, se vieron obligados a cerrar.

Menú degustación

Para hacernos una idea, este es una especie de “menú degustación”, una propuesta realizada por el propio Leonardo da Vinci para una celebración en la villa de Ludovico el Moro, que naturalmente jamás fue aceptado, sino sustituido por otro que, al gusto de la época, contenía mucha más cantidad de carne, embutidos y marisco:

– Una anchoa enrollada descansando sobre una rebanada de nabo tallada a 
  semejanza de una rana.
– Otra anchoa enroscada alrededor de un brote de col.
– Una zanahoria, bellamente tallada.
– El corazón de una alcachofa.
– Dos mitades de pepinillo sobre una hoja de lechuga.
– La pechuga de una curruca.
– El huevo de un avefría.
– Los testículos de un cordero con crema fría.
– La pata de una rana sobre una hoja de diente de león.
– La pezuña de una oveja hervida, deshuesada.

El dichoso menú…¿podría o no estar firmado por el mismísimo Ferrán Adriá?