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El nombre de Nacho Vigalondo va unido indefectiblemente a la ciencia ficción. Basta con echar un vistazo a su carrera, desde cortometrajes como Código 7, Domingo y Marisa a sus tres largometrajes anteriores, Los cronocrímenes, Extraterrestre y Open windows.

La ciencia ficción de Vigalondo se enmarca en esa ambigua etiqueta que hemos venido a llamar «de autor», sin desmerecer en ningún momento un entretenimiento comercial. De este modo, las películas del cántabro tienen la capacidad de llegar a un público amplio sin caer en el recurso fácil de entretenerlo con meros fuegos artificiales que descubren un vacío de contenido cuando las luces se extinguen.

La clave de su cine, que se repite en Colossal, es construir sus historias sobre la base de unos personajes tridimensionales y un tema de fondo potente que, mediante el mecanismo de la ciencia ficción, retrata los males de la sociedad contemporánea. La culpa de esto la tiene su anclaje en la ciencia ficción literaria, como nos reveló hace tres años en una entrevista: «Creo que tener un pie en la ciencia ficción literaria te permite imaginar toda la ciencia ficción cinematográfica que no sea necesariamente la del androide en un planeta desértico o la de las naves espaciales lanzándose rayos unas a otras. Cualquier inquietud que pueda tener por la ciencia ficción es más por las novelas que he leído, por los cómics que he leído, que por las películas que he visto”.

Divertida y amarga

El tráiler de Colossal quizá nos haga creer que se trata de una de tantas comedias al uso entregadas al encadenamiento de chistes simpáticos hasta un desenlace con moralina. Sin embargo, la de Vigalondo se reserva un reverso amargo que eleva una película que hasta ese momento se estaba desarrollando como una comedia bien medida. Este lado amargo pone el foco sobre la violencia machista quitándole la máscara a un arquetipo que se ha venido a llamar en inglés nice guy (un «tío simpático» que utiliza su cordialidad como cebo antes de revelar sus intereses de dominación).

El gran tema de fondo de Colossal, que hace una metáfora explícita sobre los monstruos interiores, es la reivindicación de la libertad de ser quien una es sin andar justificándose ante el juicio de los demás. Como ya comentamos a propósito de Y de repente tú, quién se atreve a dictar con rotundidad lo que supone ser un desastre de persona.

Quienes vayan a ver Colossal encontrarán una nueva y refrescante aproximación al kaijū eiga (el género de monstruos gigantes nacido en Japón) que combina los pulsos de una buena comedia, la crítica social, el entretenimiento de la acción que estas películas permiten y la buena construcción de unos personajes que interpretan con solvencia Anne Hathaway y Jason Sudeikis en unos registros más oscuros que de costumbre.

Y a todo eso súmenle unas muy divertidas referencias a la cultura popular, una de las cuales realmente entusiasmará al público español.

https://www.youtube.com/watch?v=OBjLxaZAFWY

ColossalColossal
Dirección y guion: Nacho Vigalondo
Intérpretes: Anne Hathaway, Jason Sudeikis, Dan Stevens, Austin Stowell, Tim Blake Nelson
Fotografía: Eric Kress
Música: Bear McCreary
Montaje: Ben Baudhuin, Luke Doolan
Estados Unidos, Canadá, España, Corea del Sur / 2016 / 109 minutos