A finales de febrero se supo que había entrado en coma debido a un infarto cardíaco, las noticias eran difusas y no se supieron las causas con claridad hasta varios días después. Fue entonces cuando murió, a causa de un cáncer contra el que había estado luchando durante el último año de su vida. La repentina pérdida del rapper y músico deja una profunda herida en la música negra contemporánea.

50% calle, 50% mente

Nacido en Boston hace 48 años, este rapper estudió económicas en Atlanta y posteriormente se mudó a Nueva York. Allí fue donde comenzó y desarrolló su trabajo como rapper. Se unió al productor y dj Cristopher Edward, más conocido como DJ Premier.

Fruto de esta unión surgió el dúo llamado Gang Starr, uno de los grupos de hip-hop más importantes hasta la fecha. La lírica de Guru se caracterizaba por mantener una estrecha conexión con lo que sucedía en las calles y los problemas de la comunidad negra, pero todo ello enfocado desde un prisma intelectual. Aquello era fruto de un bagaje del que Guru era producto: la música que escuchaba, la formación académica que tenía, los libros que había leído, la calle que había vivido. Esa mezcla de calle e intelecto hizo de él uno de los primeros rappers en tener un estilo a caballo entre lo puramente callejero y lo ilustrado. Rimas que oscilaban entre la poesía y el lenguaje urbano.

Su estilo era desenfadado pero serio a la vez; era consciente de que los temas de los que hablaba eran importantes, pero creía que era necesario llegar a cuantos más oídos posibles. Su voz también tenía un tono especial, como el de un profesor que te cuenta cosas interesantes. Analizaba los problemas personales o los de las personas cercanas y los extrapolaba junto a otras temáticas globales. Siempre fue crítico con el sistema y el poder.

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De Gang Starr al Jazzmatazz

Fue junto a DJ Premier, con quien Guru dio rienda suelta a su creatividad lírica, haciendo un total de 6 discos de estudio en 14 años de carrera. Además, infinidad de conciertos alrededor del mundo, colaboraciones con otros artistas, discos recopilatorios, singles, remezclas…

Todo ello, siempre con el sello de calidad de Gang Starr, una de las bandas emblemáticas y pioneras del hip-hop de la nueva escuela. Los ritmos bajaron revoluciones por minuto, los sampleos venían casi exclusivamente del jazz y el soul en lugar del funk, y sobre todo, la cadencia del rap se ralentizó considerablemente. Del mismo modo, el tono fue dejando de ser tan agresivo o melódico, para ser más constante, serio pero sin que al oyente le diese la sensación de que le estaban echando una bronca.

Así, entre la discografía de Gang Starr encontramos discos imprescindibles para entender la evolución de la música negra de los años 90. Daily Operation y Hard to earn son las obras culmen del dúo de Brooklyn. En ellos encontramos la mayoría de los éxitos más aclamados de la banda. Sin embargo, no fue hasta 1998 con Moment of Truth cuando consiguieron su mayor éxito en cuanto a número de ventas. Un año después publicaron Full Clip: A decade of Gang Starr, un disco doble y esencial para acercarse al trabajo de estos dos talentos.

Pero Guru tenía otras ambiciones y otras ideas aparte de Gang Starr. Ya había demostrado su devoción por el jazz al hacer el tema principal de la banda sonora de la película Mo’ better blues, dirigida por Spike Lee e interpretada por Denzel Washington. De modo que se podía intuir que en algún momento se saldría por la tangente del rap y sorprendería al público con algo nuevo y distinto.

Jazzmatazz es uno de los proyectos más interesantes y mejor ejecutados que ha dado el hip-hop experimental. Con un total de cuatro volúmenes, se trata de una mezcla de hip-hop y jazz, además de otras músicas negras. Sus dos primeras entregas son imprescindibles para cualquier aficionado al jazz. En ellos encontramos artistas de la talla de Donald Byrd, Roy Ayers, Ronny Jordan, Chaka Khan o Me’Shell NdegéOcello, entre muchísimos otros. Son dos discos brillantes desde el principio hasta el final.

One of the best yet

Las otras dos entregas de Jazzmatazz, aunque no brillan tanto, indagan en otros sonidos; el tercero suena mucho a soul (nos encontramos con Isaac Hayes, Erykah Badu o Herbie Hancock), mientras que la cuarta edición suena a de todo un poco, pues hay reggae, rap, jazz, nu-soul… (aparecen Damian Marley, Bob James o Raheem DeVaughn).

Todo este legado sonoro que nos deja Guru es de gran valor y, con el tiempo, se sabrá apreciar la gran aportación que ha dado a la música negra actual. Por encima de modas musicales, por encima de artistas respaldados por compañías discográficas multinacionales con potentes campañas de promoción, está la música auténtica, la que nace en las calles como una respuesta a un estado socio-cultural, la que tiene algo que decir. Guru hacía ese tipo de música; perdurable en el tiempo, de la que se gana el respeto a base de trabajo. Fue uno de esos artistas de los que, pase el tiempo que pase, siempre se podrá decir, “todavía es uno de los mejores”.