Esta tercera entrega de Gorillaz es quizás la más ambiciosa hasta la fecha, teniendo en cuenta la larga lista de colaboradores de renombre y las composiciones más arriesgadas en las que se han embarcado. Son 16 canciones donde nos encontramos con un paraíso sonoro imaginario, una realidad de plástico que gusta y que te lleva de baile, trae ritmo y melodías de brisa marina.

Damon Albarn

Uno de los músicos más prolíficos que ha dado el Reino Unido en los últimos años es, sin duda, Damon Albarn. Desde los años noventa, con su primer grupo, Blur, el músico londinense ha impreso en sus creaciones musicales una personalidad y un sello inigualables.

La música de Blur era divertida, animada, pero sin llegar a sonar tonta e insulsa. Era una especie de brit-pop con carácter. También tenía un potente componente de rock desenfadado. En cada disco, Damon Albarn fue demostrando su visión global de la música y abriendo puertas y ventanas sonoras.

Cuando decidió acabar con Blur, optó por desarrollar todos esos terrenos sonoros que le gustaban pero que sin embargo no tenían cabida en el concepto musical de la banda. Por eso inventó Gorillaz, ese grupo ficticio donde el pop y el hip-hop van de la mano, donde la electrónica y el rock son hermanos gemelos, donde cualquier sonido tiene cabida y encaja a la perfección.

Otro de los interesantes proyectos de Albarn es The Good, The Bad & The Queen, un grupo formado junto a los grandes músicos Tony Allen, Paul Simonon y Simon Tong. Firmaron un sensacional álbum homónimo de pop delicado con tintes afro-caribeños y que se deja apreciar por su sencillez.

En definitiva, Damon Albarn, es un tipo con estilo, buen gusto y que sabe ejecutar a la perfección lo que quiere, que sabe rodearse de los artistas adecuados para conseguir aquello que tiene en su cabeza.

Plastic Beach

Esta nueva entrega de Gorillaz está plagada de colaboraciones y participaciones estelares. Además, Albarn consigue de nuevo alcanzar ese sonido tan característico de la banda, sea quien sea el que canta o el que toca un instrumento.

Plastic Beach comienza con una apertura sinfónica interpretada por una orquesta británica; parece que llegamos a puerto en nuestra embarcación, hace un día soleado y plácido.

Allí nos recibe Snoop Dogg con los miembros de Hypnotic Brass Ensemble: rap, g-funk y divertimento lírico. La paz viene de mano de los raperos británicos Kano y Bashy en White Flag, donde también encontramos los sonidos de la Orquesta Nacional Libanesa de música árabe.

Después de comenzar con una pegada potente, Damon Albarn vuelve al electro-pop, con un montón de sintetizadores combinados magistralmente y con su propia voz creando melodías pegadizas: Rhinestone Eyes es, sin duda uno de los mejores momentos del disco.

El mejor corte

Sin embargo, el posiblemente mejor corte del álbum es el siguiente: Stylo, con Mos Def y Bobby Womack a las voces, firman un tema veloz y con mucho groove. Seguidamente vienen De La Soul y Gruff Rhys; ellos traen cachondeo, ironía y pop-rap.

Luego vienen un par de temas marca de la casa, sonido 100% Gorillaz: Empire Ants y Glitter Freeze. Dan paso a la genial colaboración con Lou Reed, Some kind of nature, que suena muy bien, como una canción de la Velvet Underground si fuese una banda del siglo XXI.

On melancolly hill y Broken son dos momentos de calma y de melodía preciosista, que hacen descansar al oyente después de tanta colaboración estelar. Sin embargo, los Gorillaz no dan tregua, inmediatamente después vuelven a atacar con un rap in crescendo de Mos Def: Sweepstakes va cogiendo forma y fuerza a medida que transcurre la canción.

Los últimos pesos pesados en colaborar son los ex-Clash Paul Simonon y Mick Jones, quienes firman una canción pegadiza que da nombre al disco. Las dos últimas canciones son tranquilas, con algo de soul, para disfrutar la puesta de sol en la playa; el día termina y ha sido ajetreado.

Simios y canallas

Tres discos en diez años, y un montón de copias vendidas, éxito rotundo y calidad garantizada. La fórmula le ha salido bien a sus creadores. Gorillaz está formado por cuatro personajes ficticios de aspecto callejero, cuyas historias son seguidas por sus fans y tienen continuidad, como si se tratase de una banda real.

En su último vídeo, Stylo, se les ve escapando en una persecución en coche. El mismísimo Bruce Willis les persigue, aunque parece ser que no les da caza.

Los conciertos de Gorillaz son muy complicados de llevar a cabo, pues hay que coordinar a un gran número de artistas y contar con un equipo tan extenso que es casi imposible lograrlo. Sin embargo, cuando consiguen organizar uno, son un espectáculo sin igual, donde participan tanto los miembros virtuales de la banda como los reales.

Plastic Beach es un gran disco con un guiño al sonido de los noventa que nos mantendrá ocupados con las historias de sus miembros durante un tiempo.