Su trayectoria, marcada por el rigor de la disciplina y el autocontrol, nos lleva a una visión personal articulada en torno a una estética parca y el uso de unos medios sobrios. Lo matemático, lo metafísico y lo místico fueron adoptados en su búsqueda de un mundo subjetivo e inmaterial.

A pesar de su destacada contribución y de estar entre los artistas de la India con más renombre internacional, el arte de Mohamedi aún no se ha exhibido nunca en su totalidad. En esta ocasión, 216 obras (dibujos en tinta y grafito, fotos, acuarelas, lienzos y collages de pequeño formato) muestran en el Museo Reina Sofía de Madrid la evolución de su obra desde finales de los años 50 hasta principios de los 80, haciendo especial hincapié en el trabajo desarrollado durante los años 70.

Camino a la abstracción

A través de ocho salas, la exposición repasa la evolución artística de Mohamedi a través de las etapas que siguió hasta alcanzar la abstracción. De esta manera, se pone de relieve la transición gradual desde las obras que aún conservan referencias al mundo natural a los dibujos en los que la línea y el espacio forman una abstracción geométrica, hasta llegar a la última fase de su vida, caracterizada por una economía de medios y una delicada representación de las líneas.

En los 50, Mohamedi comenzó a experimentar con el dibujo y la pintura en la Saint Martin’s School of Arts de Londres, siempre observando las fuerzas de la naturaleza. Los 60 fueron una década crucial. Atravesando una confusión mental que trataba de superar, desarrolló una aversión por la ornamentación que queda patente en sus collages.

A finales de los 60, la enfermedad neuromuscular de Huntington que padecía comenzó a mermar sus funciones motrices, por lo que tuvo que recurrir a instrumentos de dibujo de precisión. De ahí derivó a la geometría en obras llenas de retículas. Pronto las abandonó en pos de movimientos dinámicos con líneas divergentes y perspectivas sesgadas.

El vacío frente a lo lleno

En sus últimos años, las obras de Mohamedi presentaban más espacios vacíos que llenos. Una liviandad que, según Roobina Karode, comisaria de la muestra, «señala un ascenso espiritual desde el suelo, donde se libera de la angustia de lo mundano para abrazar la visión pura».

La muestra es pionera además en mostrar una revisión rigurosa de su trabajo fotográfico, así como sus diarios y anotaciones, inéditos hasta el momento. En las fotografías de Mohamedi, nunca expuestas en vida, evita cualquier efusividad y se aleja de la idea de llenar el encuadre. La artista reducía al mínimo los elementos y huía de la ornamentación de los monumentos para centrarse en un suelo lleno de líneas.

El Museo Reina Sofía ha organizado con The Metropolitan Museum of Art de Nueva York, y en colaboración con el Kiran Nadar Museum of Art de Nueva Delhi, una exposición que despliega su obra –que unifica pensamiento y acción– a través de intersecciones entre su vida y su arte, mostrando dibujos, fotografías, pinturas y collages, con especial énfasis en el trabajo desarrollado por Mohamedi a lo largo de los años 70.

Tras su paso por el museo madrileño, la muestra visitará el Metropolitan Museum of Art (marzo – junio de 2016).