El nuevo proyecto de Tom Morello se llama así, el Club Social de Barrenderos. Con pachorra y cachondeo, pero siempre con propósitos revolucionarios, como no podía ser de otro modo. Junto al Boots Riley, ha creado lo que para algunos podría ser la secuela de Rage Against The Machine (RATM). El sonido es similar y la intención también.

The Nightwatchman, el guerrillero de la canción

Tom Morello no es un músico al uso. A pesar de ser mundialmente conocido por pertenecer a RATM y uno de los guitarristas más revolucionarios de los últimos años –tanto en el plano musical como en el político–, mantiene su espíritu humilde en cada uno de sus proyectos. Ha pasado de llenar estadios y tocar en festivales para cientos de miles de personas a tocar en pequeños locales únicamente acompañado por su guitarra.

Creó el alter ego de The Nightwatchman inspirado en la figura de Woody Guthrie y dio salida a unas cuantas canciones que no tenían cabida en RATM. Y así ya ha publicado dos discos. Folk, rock acústico y un poco de country acompañado por letras comprometidas con los movimientos sociales y que hablan de aquellas pequeñas cosas de la vida que, a veces, nos hacen sentir libres. Su canción es un reflejo de ese movimiento que empezó gente como Pete Seeger y cuya batuta recogieron Bob Dylan o, más tardíamente, Bruce Springsteen. La canción como herramienta de agitación popular.

Con esa intención, Tom ha hecho una gira benéfica comprometido con distintas causas en la que en cada ciudad donde tocaba llamaba a algunos músicos colegas para que se acercasen a tocar con él. De ese modo ha conseguido que Lemmy de Motorhead, Slash de Guns n’ Roses, B-Real de Cypress Hill y otros afamados músicos suban juntos al escenario a tocar y cantar –por ejemplo– para ayudar a los vagabundos.

Pero eso sí, antes del concierto nada de quedarse descansando en un hotel de lujo. Tom se remanga y cocina junto a otros voluntarios la comida que se ofrece en un local de acogida. Y después se va a patear la ciudad en busca de vagabundos para ofrecerles ir al concierto que ofrecerá esa noche. Y cuando no, se manifiesta siempre que puede, o toca para los sindicatos, o lo que sea.

De esas colaboraciones esporádicas, surgió la idea de grabar una canción junto a Boots Riley y después llegó el disco.

Boots Riley, terrorista lírico

El hip-hop, entre otras cosas, también se usa para la divulgación del mensaje social. Para reflejar el descontento y lanzar mensajes de rabia y esperanza. De modo que el rap también es una especie de heredero de Woody Guthrie, y aunque no están directamente relacionados, sí guardan una similitud importante. La figura de los storytellers en el hip-hop es en esencia la misma que la de los originales cantautores. Y como consecuencia, el rap se convierte en una herramienta mucho más popular, pues sólo se necesita voz y estilo.

Boots Riley tampoco es un rapper al uso. Su estilo es puro sarcasmo. Como una viñeta de Mafalda. The Coup es el grupo de hip-hop al que pertenece, y se ha caracterizado por enfocar el mensaje y la crítica social desde una perspectiva cómica y desenfadada.

Su estilo de rapeo siempre ha sido fresco, y está acostumbrado a ir respaldado por una banda, pues sus conciertos siempre han sido con Dj e instrumentos. Así que el proyecto junto a Morello le viene como anillo al dedo. Sus pintas tampoco son casuales; pelo afro, vestimentas más rockeras que raperas, y una siempre actitud militante.

El disco

La comparación con RATM es inevitable, igual que se hizo en su tiempo con Audioslave. Y quizás ahora con más razón, pues el estilo de Boots se acerca más al de Zack de la Rocha que el de Chris Cornell. Claro que Boots no tiene la pegada rabiosa de Zack, ni la belleza lírica de Chris, pero tampoco las pretende. Él tiene su estilo y lo hace sin querer parecerse a nadie.

En el disco encontramos hits con estribillos fáciles pero con pegada, pensados para las manifestaciones: ‘Fight! Smash! Win!’, o temas con una mezcla de espíritu rapper y folk al mismo tiempo. La fórmula es muy similar a la de RATM, pero hay diferencias.

En general es un buen disco, aunque parece ser que el punto fuerte del dúo es el directo. Acompañados por tres miembros más (guitarra bajo y batería), ya están dando que hablar en Estados Unidos con un directo sólido basado en la fuerza lírica de Boots y en las habilidades de Tom a la guitarra.

Actualmente, Street Sweeper Social Club está metido en una gira junto a Nine Inch Nails  y Jane’s Addiction. Y siguen rompiendo moldes en la industria musical ofreciendo conciertos gratis a los que repartan propaganda antes y después de sus conciertos. Y demuestran que la importancia de Internet para la revolución es vital, pues su actividad en Facebook y Twitter es constante y exitosa.

Además, tanto Tom como Boots fueron investigados por la CIA después de los atentados del 11-S, y eso une. Porque están convencidos de que las cosas se pueden cambiar y de que la música es un vehículo adecuado para ello.